El Fin de Año siempre es mágico en las discotecas de Santiago: «Coincidieron en la fiesta el abuelo, el padre y el hijo»

Andrés Vázquez Martínez
Andrés Vázquez SANTIAGO / LA VOZ

VIVIR SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

A lo largo de los últimos 30 años la celebración sigue manteniendo sus virtudes y los hosteleros la definen como una noche «tranquila e chea de bo rollo»

31 dic 2022 . Actualizado a las 00:01 h.

Salir en Fin de Año, una tradición que existe desde que el mundo es mundo. Compostela es ciudad de fiesta y, evidentemente, no se ha perdido una. Las incontables discotecas y salas de fiestas que han existido y existen en la ciudad y sus concellos vecinos dan buena muestra del ambiente que se respira en la comarca: desde pequeños pubs en las calles colindantes a la Catedral hasta salas con aforos que se cuentan en miles construidas en casi en plena naturaleza.

El 21 de diciembre de 1984 se publicaba en la edición compostelana de La Voz, esta misma que leen ahora mismo, toda una ristra de maneras de celebrar el cambio de año, la entrada en el 85. Entre ellas se destacaba la de acudir a una sala de fiestas, donde se podría escuchar a una orquesta profesional actuando en directo, aunque el periódico advertía de la ligera elevación de los precios que se sufría ese día con respecto a otros, «para compensar los gastos de la mayor duración del espectáculo». Los pubs, en aquel entonces, se presentaban como algo «novedoso». Quién le iba a decir al redactor de entonces la popularidad que tienen a día de hoy, siendo la opción preferida de los jóvenes santiagueses que ya desean entrar en el 2023 con buen pie.  

«Se hai algo que non cambiou en todos estes anos foi a tranquilidade e o bo rollo que se respira en cantas festas se organizan», destaca Nino Blanco, encargado de la discoteca compostelana Blaster y que lleva casi 30 años en la hostelería nocturna. Es algo con lo que concuerdan tanto Fernando Pazos, gerente de Vanitas y de Facultad, los nuevos Apolo y Liberty, y que acumula 36 años en el ocio nocturno focalizados en la discoteca Gabanna, como José Vázquez Becerra, que comenzó en el 95 su andadura en el negocio en diferentes locales de A Coruña y a día de hoy regenta junto a sus socios la sala Dona Dana, en Touro, tras pasar muchos años de su carrera vinculado a la discoteca ordense LP-45. «Teño visto leas entre clientes que se solucionaban cando un deles dicía: “Veña home, que é Fin de Ano, non nos pelexemos!”», señala Vázquez en este sentido.

Hasta para recibir al 2022, aún con restricciones sanitarias, la noche se alargó durante el día.
Hasta para recibir al 2022, aún con restricciones sanitarias, la noche se alargó durante el día. PACO RODRÍGUEZ

Con esa base, fijada en el buen rollo, las noches de Fin de Año siempre originan buenas fiestas. «Antes a xente era moito máis irresponsable, collían o coche e marchaban bébedos, e iso está totalmente erradicado nas xeracións actuais, moito máis serias nese sentido», indica desde Dona Dana José Vázquez. Y eso que cree que antes se podía ver a gente más mayor de fiesta, «ata os corenta sen problema, cousa que a día de hoxe non pasa». Es por ello que la música es otra de las piezas que más han variado en estos tiempos, «aunque siempre han destacado los éxitos del momento», bajo el punto de vista de Fernando Pazos. Aún así, parece que antes las discotecas tenían que amoldarse más a esos de cuarenta y recurrir a los que ya eran clásicos en los ochenta para contentarlos, con lo que la edad media de las canciones se elevaba con fuerza.

«Y eso que, ¡ojo!, a día de hoy esos clásicos siguen sonando, que cuando una canción gusta se nota, pero actualmente la música que ponemos no difiere de la que podría sonar cualquier sábado», opina Pazos desde la nueva Apolo. Pueden escucharse notas diferentes en las salas más grandes, que tienen capacidad para traer a orquestas, y que de hecho las traen. En Dona Dana contarán para recibir al 2023 con el Combo Dominicano, «pero o tema de traer orquestras é unha cousa recente —matiza José Vázquez— precisamente polos cambios que fixeron nos últimos anos, que as levaron a día de hoxe a seren auténticos fenómenos de masas».

A este respecto, añade: «Antes non había discoteca que se vise afectada pola actuación dunha orquestra na mesma propia vila, non tiñamos o mesmo público, pero agora unímonos para ser mellores». No solamente esa compenetración marca la bienvenida al año nuevo, pues también juega su papel el hecho de que los pinchadiscos más famosos «non actúan máis que preto das súas zonas de residencia en Noitevella», como precisan desde Dona Dana, donde es habitual contar con algunos de ellos.

Este año las orquestas llenarán las salas de fiestas, no la plaza del Obradoiro, como en esta imagen de la bienvenida al 2010.
Este año las orquestas llenarán las salas de fiestas, no la plaza del Obradoiro, como en esta imagen de la bienvenida al 2010. PACO RODRÍGUEZ

En cualquier caso, la noche asegura fiesta. Para algunos eso se traduce en alcohol, pero no en cualquiera de ellos. Nino Blanco recuerda que antes estaba muy extendido «pedir cava ou champaña, sexa en botellas grandes ou pequenas, ás que lles chamábamos benxamíns». Indica desde Blaster que lo más común era pedir una grande y compartirla entre varios, algo que hoy se puede ver más bien en los reservados de las discotecas.

La forma de beber y los tipos de bebidas no son las que eran, en ningún caso. Lo desarrolla José Vázquez: «Hoxe temos moito ron e moita xenebra cando antes abundaban o vodka e o whisky, sendo este último con moita diferenza o que máis se foi perdendo». Los hábitos cambian, aunque la noche de Fin de Año siempre se ha caracterizado por ser la que menos cerveza se bebe con mucha diferencia: «E mira que normalmente saen».

Noches alegres, mañanas tristes, sobre todo la del primero de enero. En la foto, 
la del 2020.
Noches alegres, mañanas tristes, sobre todo la del primero de enero. En la foto, la del 2020. XOAN A. SOLER

Palabra de hostelero

«Muchas veces se dice que la noche consume, pero no puedo estar menos de acuerdo». Fernando Pazos lleva 36 años en el ajo, «sin tomar nunca ni una sola copa mientras trabajo», algo que le ha permitido enamorarse de su profesión, que hereda de sus padres. Quizás el secreto sea justo ese, la profesionalidad, que le ha garantizado a lo largo de toda su vida no perderse nunca un cumpleaños de su hija.

En Nochevieja, esa noche en la que todo el mundo va trajeado a las discotecas y se dan las campanadas a las cuatro de la mañana, también se pueden ver auténticas estampas familiares. Recuerda Pazos que, estando todavía en Gabanna, un día tuvo de fiesta a un abuelo, un padre y un hijo: «Simplemente coincidieron, sin saber ninguno de ellos que el otro estaría». El más madrugador, cuenta el hoy gerente de Vanitas y Facultad, fue el abuelo, que estaba bailando cuando llegó su nieto y, al poco de encontrarse, vieron llegar al padre, hijo del abuelo, que llegaba con su esposa, «la madre de la criatura».

Cosas como esta le hacen encarar la Nochevieja con muchas ganas. «Me hace hasta ilusión por los chavales y chavalas que nunca han vivido una y que esta será su primera vez en una discoteca, tanto por los más jóvenes, que debutan saliendo de fiesta en muchas ocasiones por ser Nochevieja, como por aquellos que nunca han cambiado de año de fiesta por culpa de la pandemia, que nos ha tenido cerrados en Fin de Año desde que recibimos al triste 2020». Tocará resarcirse.