El árbol de Fonseca, teñido ya de amarillo, ¿hasta cuándo puedes conseguir la fotografía más buscada?

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez SANTIAGO DE COMPOSTELA

VIVIR SANTIAGO

Cada otoño los compostelanos siguen la evolución del ginkgo biloba, que ya empieza a perder sus hojas. En breve, se empezará a formar en el jardín un hermoso manto dorado

30 nov 2022 . Actualizado a las 13:22 h.

Tras las lluvias de las últimas semanas, es a partir de este viernes, y con el regreso del anticiclón, cuando los compostelanos pueden recuperar sin el paraguas una de sus más recientes tradiciones otoñales: fotografiar y fotografiarse en el ginkgo biloba, el majestuoso ejemplar de 21 metros de altura que embellece aún más el pequeño jardín de Fonseca -resquicio del primer jardín botánico de la USC-, situado en el corazón del casco histórico de Santiago. Las hojas de este árbol, considerado por los expertos, con sus más de 140 años de historia, como el más veterano de su especie en España, comienzan estos días a tornarse amarillas, paso a previo a caer, cuando forman una hermosa alfombra, con un abanico de ocres, objetivo de muchas instantáneas.

¿Y hasta cuándo se podrá disfrutar del espectáculo? «Es difícil calcularlo, porque, principalmente, la caída de las hojas dependerá del viento, pero, en una situación meteorológica normal, es posible que todo el proceso se extienda, como máximo, durante mes o mes y medio», sostiene Jesús Izco Sevillano, profesor, ya jubilado, de Botánica de la USC y uno de los máximos expertos sobre la singular y atractiva especie.

Un proceso que, en cualquier caso, llega con retraso con respecto a años anteriores. «Por todo el campus se aprecia que muchos árboles están este año aún más verdes», sostiene Teresa Diaz Guede, profesora de Fisioloxía Vexetal. 

Así estaba el ejemplar de Fonseca el 25 de noviembre del 2021
Así estaba el ejemplar de Fonseca el 25 de noviembre del 2021 xoan a. soler

¿Desde cuándo está en Santiago?

«Aún no está muy claro en qué momento llegó a la ciudad. No se documentó a fondo», matiza Izco Sevillano sobre un ejemplar que se estima que fue plantado en 1880 y que compite en longevidad, a nivel español, con otro del jardín botánico de la Universidad de Granada. El experto lamenta no poder afinar con el año exacto y apunta que lo «único que está claro es que sobrevivió al cierre del jardín botánico de la USC, creado en este mismo lugar en 1845, cuando se creó la Facultade de Farmacia, ubicada inicialmente en Fonseca», puntualiza.

La ampliación de la sede universitaria en los años 60 del pasado siglo redujo el jardín a su mínima expresión y las especies singulares fueron desapareciendo, menos los dos ginkgo biloba -inicialmente había un macho y una hembra-, que sobrevivieron a fenómenos como el huracán Hortensia, que devastó buena parte de la riqueza botánica del lugar. El jardín de Fonseca, situado entre la Biblioteca Xeral de la USC y la plaza Rodrigo de Padrón, se reabrió al público en julio del 2013.

Un superviviente que perdió a su pareja en el 2017

Fue en octubre de hace cinco años cuando el Concello compostelano decidió cortar el segundo ginkgo biloba que había en el jardín de Fonseca, una hembra -también incluida en el Catálogo galego de árbores senlleiras- que llegó a los 27 metros y que llevaba tiempo enferma. La culpa de su mal fue un hongo que descompuso sus raíces y que secó su tronco.

¿Corre riesgo el ginkgo que queda en Fonseca? «Aparentemente está bien de salud», defiende Izco Sevillano.

Tras desaparecer del jardín ese ejemplar, muchos vecinos pidieron que se plantase otra hembra de ginkgo que sustituyese a la talada. Hubo, incluso, una petición en change.org. Sin embargo los entendidos no apoyan esa opción. «Estamos hablando de un espacio verde ínfimo. Plantando más árboles se podría dañar a los de más años que conserva el lugar», defiende el profesor Javier Amigo, un especialista en botánica, que durante años se ocupó del herbario de la universidad compostelana.

Una alfombra amarilla, tras la caída de las hojas del ginkgo, en una imagen de diciembre del 2016
Una alfombra amarilla, tras la caída de las hojas del ginkgo, en una imagen de diciembre del 2016 XOÁN A. SOLER

 Un auténtico fósil viviente

«Siempre se lo digo a mis alumnos. Una vez que veáis un ginkgo biloba, no se os va a olvidar en la vida», añade Javier Amigo, explicando cómo a los estudiantes de Farmacia siempre los lleva a contemplar otros ejemplares de esta especie que hay en el Campus Vida, junto al estanque. «Por todo Santiago hay diseminados varios, como en la Alameda o junto al Auditorio, pero el de Fonseca es mucho más antiguo y más monumental», resalta. «Aún así, en los últimos años, en muchas casas del rural compostelano ya se ven ginkgo como árbol monumental. Se puso de moda», remarca el experto, que incide en sus particularidades.

Imagen en la que se aprecia el ginkgo biloba del Campus Vida
Imagen en la que se aprecia el ginkgo biloba del Campus Vida Esther Taboada

«Es una estirpe antiquísima, más que los dinosaurios. Es un auténtico fósil viviente. Una rareza a nivel botánico», recalca sobre esta especie originaria de China. «Prueba de su fortaleza es que incluso resistió a las bombas atómicas sobre Hiroshima», añade con entusiasmo.

La historia oficial y las leyendas que los siglos hilvanaron en torno al ginkgo aportan más datos curiosos como el hecho de que, por tradición, se plantase un ejemplar macho junto a otro hembra por su asociación con el yin y el yan o que en viejos tratados medicinales de Oriente se les atribuyesen propiedades curativas. 

El nombre original de este árbol en chino es yin xing, que significa albaricoque plateado. «El ginkgo se conoce como el árbol de los 40 escudos, porque era lo que costaba en el siglo XVIII, una auténtica fortuna», concluye Izco Sevillano.