Cien años de García García en Vedra

emma araújo SANTIAGO / LA VOZ

VEDRA

La Taberna do Ferrado ha vivido múltiples transformaciones.
La Taberna do Ferrado ha vivido múltiples transformaciones.

Los propietarios del negocio celebran esta noche una fiesta por todo lo alto

06 jun 2015 . Actualizado a las 21:38 h.

El centro comercial García García de San Miguel de Sarandón guarda en sus 2.600 metros cuadrados repartidos a ambos márgenes de la carretera AC-241 mucho más de lo que cualquiera puede necesitar, ya que a una oferta que incluye un supermercado, un negocio de fitosanitarios, una nave para la venta de material de construcción y un bar con estanco, hay cien años de historia que esta misma noche (21 horas) se celebrarán por todo lo alto, gracias al deseo de la familia que lo regenta desde hace cuatro generaciones.

La aventura nació del tesón de José García y Dolores García que abrieron un pequeño negocio (hoy es la Taberna do Ferrador) en el que vendían telas, servían vino y disponían también un espacio para herrar caballos, como así demuestran las piezas veneradas tras un cristal en el negocio hostelero que hoy, tras varias ampliaciones, sigue tan vivo como siempre. Su hijo, José García García, tomó el relevo y se centró más en el herraje, un trabajo que lo obligaba a desplazarse por la zona. En A Ramallosa hizo una parada especial en la que conquistó a una teense de pro, Otilia Pernas, y ambos ampliaron el negocio, pasando de un pequeño ultramarinos a un establecimiento con mayor oferta. Su vivienda se fue estirando y redistribuyendo para dar cabida a un hospedaje y a una casa de comidas que incluso funcionó como salón de bodas. Y como los García eran gente adaptada a los tiempos y con el gusanillo del transporte, del herraje de caballos pasaron al automóvil en forma de servicio de taxi mientras el ultramarinos se transformaba en un supermercado de autoservicio. El círculo se cerró con la cuarta generación, que, casualidades de la vida, vuelve a ser otro José García García con una hija de ocho meses con el negocio en los genes.

Su entrada en el negocio familiar merece un capítulo aparte, ya que tras décadas de trabajo en familia, a Casa García le tocó literalmente el gordo. No fue en Navidad, sino en un premio de la ONCE que vendieron en su establecimiento y que supuso el reparto de 280 millones de las antiguas pesetas (casi 1,7 millones de euros). Aquel maná, recuerda José García García, cambió la vida a mucha gente. «Foron 40 cupóns moi repartidos porque moi pouquiña xente tiña dous». Su familia se llevó casi 70.000 euros de aquel premio, un importe que empleó en dar el salto al otro lado de la carretera e incrementar de forma significativa su oferta comercial. Ese momento coincide en el tiempo con la recta final de José como estudiante de la USC. Viéndole las orejas al lobo por los problemas para encontrar empleo, el último miembro del clan de los García decidió que la mejor aventura era apuntalar el negocio familiar, que pasó a denominarse García García Centro Comercial. Desde entonces han pasado casi veinte años y el hecho de que esta noche celebren como una gran familia el centenario de Casa García es la mejor prueba de que su decisión fue la correcta. Y por si José se le ocurriese dudarlo en algún momento ahí está la sonrisa de Teresa García García, hermana de su abuelo que a sus 87 años, y recién llegada de Brasil, está deseando celebrar como se merece tan especial cumpleaños.