La curiosa historia de la perra «Lola», recién llegada a Sigüeiro

Toni Silva ABEGONDO / LA VOZ

TRAZO

cesar delgado

Unos ladrones la abandonaron en Carral y fue adoptada tras confundirla con «Lolo»

04 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde hace un mes vive en Sigüeiro y se llama Lola. Antes tenía otro nombre y otro domicilio, pero nadie sabe ni lo uno ni lo otro. Y sobre la edad, los veterinarios calculan cerca de cuatro años. Esta perra yorkshire ha llegado a casa de Montse Trillo para ocupar el hueco de otra mascota, Lolo, un perro de la misma raza que se escapó en de Trazo donde pasaba un fin de semana con sus dueños. Montse, abogada compostelana, y su familia lo buscaron por todas las perreras Llegaron a la de Servigal en Limiñón (Abegondo) y creyeron ver a Lolo. Una rápida conversación echó por tierra sus esperanzas. «Ese es mi perro Lolo! Mírenle el chip», exclamó Monste. «No tiene chip. Y además es perra», le contestaron.

Un cebo para robar

Pero lejos de desistir, se tomaron aquel encuentro como una señal y pidieron adoptarlo. «Nos hicieron esperar algo más de los 21 días reglamentarios, el yorkshire no es un perro que se abandone así como así, pero al cumplirse el mes nos llamaron para dárnoslo en adopción», explica Montse Trillo. No hubo lugar a debate para bautizarla como Lola. Y conocieron entonces la curiosa procedencia del nuevo miembro de la familia: un robo frustrado en un bar de Carral donde Lola fue olvidada o abandonada contra la voluntad de los ladrones, que tuvieron que salir corriendo cuando aparecieron los dueños. De madrugada intentaron entrar a robar pero los dueños, que dormían en la planta superior, se despertaron y se encontraron con un yorkshire. ¿Por qué un perro de este tipo como herramienta de robo? La respuesta llega desde el propio bar carralés, en la zona de As Tablas. «Debían de saber que tiñamos cans soltos e para distraelos trouxeron unha femia -explica la propietaria del local, que prefiere no ser identificada-; o que non sabían e que os nosos cans tamén son femias e comezaron a ladrarlle á nova, espertamos e baixamos».

Lola se ha adaptado a la perfección a su nueva vida en Sigüeiro. Montse Trillo asegura que es más educada y disciplinada que la anterior mascota. Y siguen sorprendidos por el gran parecido entre el perro perdido y la encontrada. «A veces, sin querer, le llamamos Lolo»