Touro tiene su propia seta, un descubrimiento de Jaime Blanco que homenajea al río Ulla

Emma Araújo SANTIAGO / LA VOZ

TOURO

CEDIDA

El experto micólogo ya encontró 40 variedades desconocidas

04 ago 2024 . Actualizado a las 21:09 h.

Encontrar setas en el bosque es una actividad cuyo interés no deja de crecer, ya que combina el disfrute de la naturaleza y la alegría de un hallazgo que muchas veces deleita al paladar y también al bolsillo. Descubrir en una de estas salidas una variedad micológica que nadie había catalogado hasta ahora es una habilidad que pocas personas poseen. Jaime Bernardo Blanco Dios es una de ellas. Es más, a sus 57 años y con 43 de experiencia en el campo de la micología tiene en su haber unas cuarenta variedades de setas descubiertas. Una de ellas, a la que ha bautizado como Leucopaxillus ullanus, la descubrió durante las jornadas micológicas que en los últimos veinte años organizó para el Concello de Touro. Y su hallazgo pronto verá la luz en publicaciones especializadas.

 

«Nas saídas micolóxicas sempre aparecen cousas interesantes, e neste caso foi moito máis», explica. La localizó en el año 2022 y hasta hace unos días no hizo público su descubrimiento porque para confirmar que se trata de una nueva variedad hay que hacer múltiples comprobaciones: «Cando a vin, xa me chamou a atención e tíñaa preparada para estudala en profundidade. Fíxeno este ano e unha das probas foi a do ADN para ter máis datos, aparte dos morfolóxicos, e atopei que é unha variedade diferente que ata o de agora non se coñecía». La encontró en la parroquia de Novefontes, «e foi unha aparición abondosa, xa que atopamos suficientes exemplares para estudala ben». No es una seta comestible ya que, explica su descubridor, «os cogomelos deste xénero, no que xa están recoñecidas 37 especies a nivel mundial, son amargos e non están ben estudados».

Su larga trayectoria participando en jornadas micológicas por toda Galicia le ayudó a sumar descubrimientos. «Teño que facer as contas», reconoce tras matizar su estimación de cuarenta hallazgos, que pueden ser más. Sí recuerda la primera seta que descubrió, fue en 2001 y le dio el nombre de Agaricus Freirei en recuerdo al micólogo Luis Freire. En el caso de la seta de Touro eligió el nombre de Leucopaxillus ullanus porque «apareceu nunha zona entre varias parroquias e concellos preferín dedicalo ao río Ulla porque é esa zona ten máis en común». 

Jaime B. Blanco está muy vinculado al mundo de la micología y como docente compagina dos trabajos: profesor del Centro de Formación e Experimentación Agroforestal de Lourizán y en talleres de empleo, una tarea que ahora ejerce en Ribeira. Además de descubrir setas, su forma de escudriñar lo que le rodea le ha sacado de algún apuro: «Váleme para todo, para atopar as bolas que perdo cando xogo ao paddleball e ao racketball. E tamén localizo cousas mais difíciles, unha vez atopei a chave do meu coche que caera nunha zona de broza no medio do monte».