El Centro de Valorización Ambiental de Touro-O Pino ya regeneró más de 400 hectáreas

La Voz SANTIAGO / LA VOZ

TOURO

CEDIDA

Los tecnosoles han permitido recuperar un espacio degradado por la antigua explotación minera

16 mar 2018 . Actualizado a las 12:49 h.

Más de cuatrocientas hectáreas de terrenos y aguas afectadas por la extracción de cobre durante más de trece años son ahora espacios regenerados o en proceso de regeneración y mantenimiento medioambiental. Es el Centro de Valorización Ambiental de Touro-O Pino (VATOP), resultado del plan de regeneración de la antigua mina puesto en marcha en la segunda mitad de la década de los 90, que se ha convertido en modelo para actuaciones de este tipo en todo el mundo.

En colaboración con Explotaciones Gallegas, propietaria de los terrenos, un equipo de investigadores del Departamento de Edafología de la USC dirigido por Felipe Macías puso en marcha este programa pionero en la Unión Europea para la restauración de aguas y terrenos. «Los terrenos tenían una acidez extrema y además había un exceso de sulfato e iones en las aguas», explica el catedrático. El agua de escorrentía puede adquirir aportaciones en su contacto con la superficie, como ocurre con otras antiguas explotaciones, por lo que se trata en una balsa de decantación, en un circuito abierto del que el líquido entra y sale de forma constante. El trabajo de rehabilitación comenzó precisamente por la corrección de la acidez de las aguas para evitar la contaminación de los ríos. Para revertir la situación, en 1999 se empezaron a aplicar tecnosoles experimentales, que desde el 2005 se producen en el propio Centro de Valorización Ambiental. Los tecnosoles son suelos elaborados con residuos no tóxicos ni peligrosos que sirven para estabilizar la materia orgánica y reducir la acidez o alcalinidad excesiva, posibilitando la recuperación de la vida en un espacio que llevaba años sin ella, y mejorando la calidad de las aguas.

Transcurrido poco tiempo desde que se inició la reforestación, explica Felipe Macías, «comenzaron a crecer plantas de manera espontánea», y el área empezó a ser habitada por animales, que siguen proliferando. Actualmente «se ha conseguido recuperar gran parte de los terrenos, que todavía hoy siguen en mantenimiento», afirma el experto, que recuerda que investigadores de todo el mundo «vienen hasta aquí para estudiar el proceso de regeneración de la flora y la fauna que hemos desarrollado».