«Aquí podes non ver a ninguén nun quilómetro»

Natalia Rodríguez Noguerol
natalia noguerol TOQUES / LA VOZ

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La desescalada en Toques, concello libre de covid-19

10 may 2020 . Actualizado a las 05:05 h.

«Hai que levalo como se pode. Nós tamén temos responsabilidade, e, a partir de agora, aínda máis». Con esa prudencia, los poco más de 1.120 vecinos de Toques pasarán mañana a la fase uno de la desescalada. Al igual que en el resto de la comunidad, pero con el extra de flexibilidad que permite ser un concello de menos de 5.000 habitantes, y la peculiaridad de no haber registrado ni un solo caso de coronavirus. La dispersión poblacional actuó como escudo protector de un colectivo sensible al contagio de covid-19, y que es legión en el municipio: el de la tercera edad. Cerca de 400 vecinos superan los 65 años en Toques, un tercio de una población a la que el no tener que ajustarse a un horario para salir a pasear o a hacer deporte tampoco les supuso grandes cambios en el manera de sobrellevar el confinamiento.

La sensatez con la que saluda esta crónica es la de Alfonso Varela. Por edad, forma parte de ese sector poblacional de riesgo y mayoritario en el municipio, en el que «se vas camiñar, podes ir ao largo dun quilómetro e, no traxecto de ida e volta, non atopar a ninguén», afirma para poner el acento sobre el poco impacto de la desescalada en la rutina de la gente. En su caso, lo que añora son sus clases de acordeón y de pandereta, de momento, irrecuperables. También del colectivo de mayores son Sara Villamor y Teófilo Campo, que dedican la hora de gloria a pasear, aunque «non o botabamos moito en falta, porque temos un xardín moi grande na casa», comentaba ella, pasado el mediodía de ayer, al regreso de la farmacia, en Souto. Pese a ser la capital municipal, no tiene más de cuarenta vecinos, pero, como núcleo principal que es, concentra los principales servicios; entre otros, el consistorio, el centro de salud y la única taberna-ultramarinos de Toques: Casa Alfonso.

Hace una década que Alfonso Varela le cedió el testigo del establecimiento a su hija Rocío, que destaca el apoyo recibido de los vecinos. «Portáronse moi ben porque compraron máis do habitual e tamén cunha seguridade que non lles dá facelo nos supermercados», comenta. De las prohibiciones por el confinamiento, echa en falta el encuentro diario con los paisanos para jugar a los chinos. Al igual que Teresa Carballal, la taxista de Toques, que también vio aminorado el número de viajes, además de aplazada la boda de una hija. En Casa Alfonso abrirán, a partir de mañana, la terraza del servicio de bar, que, desde la declaración del estado de alarma, solo dispensó cafés para llevar. «A xente ten moitas ganas, así que imos facelo ben», afirma Rocío. Tan bien como hasta ahora, y agradece un orgulloso alcalde, Miguel Buján, que ofrece su teléfono a los vecinos «para calquera necesidade».