«No solo el cruceiro sino su entorno son magníficos, y los elementos modernos añadidos han generado una atmósfera grata»
05 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Bendita polémica la que envuelve al cruceiro de Rúa de Francos, al de San Nicolás de Neda, al de Melide y a un pequeño grupo más repartido por los cuatro puntos cardinales del país: cuál es el más viejo de todos. Obviamente la sangre no llega al río, son debates, además, a los que nunca se pondrá fin con una conclusión definitiva porque no existe documentación que pruebe que esta obra o aquella se levantó cinco o diez años antes o después de aquella otra. Pero sí habría que crear una figura o un nombre que reuniera los diez o quince o los que sean más antiguos de Galicia.
La reflexión no procede hacerla en el salón de la casa de cada cual, sino en Francos, concello de Teo, admirando esa magnífica cruz muy afeada por un conjunto de cables que imposibilitan la foto limpia excepto que se recurra al denostado photoshop.
Pero ese baldón aparte, no solo el cruceiro sino su entorno son magníficos, y los elementos modernos añadidos han generado una atmósfera grata. El origen podría estar en el siglo XIV, y por ahí pasaban y pasan los peregrinos que hacen el Camino Portugués. En la obra destaca la propia cruz gótica con el relieve de un Cristo (plana por completo por la otra parte), y a un lado y otro llaman la atención sendas imágenes identificadas como unos peregrinos. En el varal —corto y ancho— resaltan varios grabados de difícil interpretación, y esa dificultad es la que ha llevado a afirmar —tradición o leyenda existente en otras partes de Galicia— que bajo el suelo que pisa el visitante han sido enterrados niños que murieron antes de poder ser bautizados. De alguna manera, esas ocho piedras que delimitan el espacio incluso inducen a pensar en ello.
Pero no está solo. A su lado fue construido un templo bien conservado, la capilla de San Martiño, de una sola nave y rectangular, y que lleva ocupando ese solar desde el siglo XVIII. Fue levantado con cierta humildad porque abunda la mampostería excepto en la fachada, muy equilibrada y de buenos sillares, con escasez de ornamentación si bien sin olvidar una vieira coronando una hornacina. Campanario sencillo, con una campana y cruz rematándolo, y una fachada bonita en la que destaca su puerta. Frente a él, un cruceiro alto con el Crucificado y la Virgen.
Más elementos: en un edificio comparativamente nuevo —una antigua escuela hoy rebautizada como casa común— se ha pintado en el 2022 un mural enorme de una pulpeira. Al otro lado, unos bancos originales y una mesa que conforman una miniárea recreativa acogedora, vecina de un lavadero y una estatua curiosa colocada en tiempos recientes y que es una de las más fotografiadas por los peregrinos: a originalidad no hay quien le gane.
PARA ESTIRAR LAS PIERNAS
Desde el cruceiro arranca una pequeña ruta de tan solo 700 metros que remata en el puente medieval de Paradela, de un solo arco.