
En la ascensión varias señales animan a ir a la capilla de Santa Ana
08 jun 2025 . Actualizado a las 05:05 h.Pocos miradores existen por Galicia adelante tan excepcionales como el de Agrela. Está muy cerca de Santiago, municipio de Teo, pero al mismo tiempo figura en el archivo de los poco conocidos. O para ser más exactos y no crueles aunque no lo parezca, prácticamente ningún compostelano, y ya no digamos de la comarca excepto en Teo y quizás Padrón, se han pasado por allí. Es, sin embargo, de esas visitas que deberían ser imprescindibles en uno de los días claros que nos deparará este año.
Hay dos maneras de ir: por Cacheiras y por la Nacional 550 vía Padrón. Más cómodo por esta última, ya que, pasada Casalonga, de una rotonda arranca a la izquierda una carretera a Lampai, que dista cuatro kilómetros.
Y mientras se asciende aparece la sensación de ir a un lugar muy alejado, metido en la montaña. Y en efecto, así fue. Hoy, claro, el asfalto acerca a todos, pero hace tan solo un siglo la vida no tenía que ser fácil la vida, a pesar de que la planicie que se encuentra en la parte alta es fértil. Por esos pagos se instaló en tiempos medievales una comunidad religiosa femenina, y de hecho una localidad se denomina Mosteiro, con elementos románicos en la fachada de la iglesia.
En determinado punto las señales animan a ir a la capilla de Santa Ana. Por ahí debe circular el visitante, que quizás a la ida o a la vuelta se detenga en ese pequeño templo de 1772, con una sola nave ejemplo de simplicidad y con un bonito nártex; si el día es caluroso, la fuente cercana estará solicitada.

Pero el objetivo es subir y subir por una pista estrecha que deja Santa Ana a la izquierda y que al llegar a unos desvíos elige la derecha (campo de fútbol al frente). Parece que uno va subiendo majestuosamente en un globo, poco a poco, las tierras vecinas quedan abajo, y a cada segundo los árboles dejan paso a más arbustos bajos y tojos. El asfalto termina en un espacio amplio para aparcar, y queda subir una treintena de metros por uno de estos dos senderos: el fácil o el difícil. Aventura para unos, tranquilidad paso a paso (con un banco en el medio) para otros.
Y una vez arriba empiezan a aparecer los calificativos: impresionante, brutal, sin igual, extasiante… No es que se vea Santiago por un lado, es que se ve incluso O Grove por el contrario, con el Pico Ferreira y sus antenas. ¿Va a distinguir el detalle el excursionista? Sí, porque se han colocado cuatro estupendos paneles (uno necesita un cariño porque las inclemencias del tiempo han hecho mella en él) con una foto explicativa del paisaje, y además de una manera muy detallada. Dos bancos para descansar, y al hacerlo en uno de ellos fluye la emoción: el Pico Sacro está justo ante los ojos.
Para acceder
Desvío al mirador
42°47’03’’N 8°37’02’’W