Mayores con deterioro y niños de Popote, una mezcla que crea la escuela de la alegría en Cacheiras

Emma araújo SANTIAGO / LA VOZ

TEO

CEDIDA

Agadea y una guardería de Teo organizan actividades en común tras comprobar los beneficios de la iniciativa

28 may 2023 . Actualizado a las 05:05 h.

Tener la vida más plácida posible, y que esta sea de calidad, es el objetivo de cualquier programa de apoyo a las personas con deterioro cognitivo, especialmente mayores que sufren algún tipo de demencia. Y educarse en un entorno afectivo es la hoja de ruta de las escuelas infantiles. Combinar ambas realidades no parece tarea fácil, pero la escuela infantil Popote, ubicada en Cacheiras (Teo), y Agadea, la Asociación Galega de Axuda aos Enfermos con Demencia e Alzhéimer, se han encargado de demostrar que el esfuerzo no es tanto y, sobre todo, que merece muchísimo la pena.

Lo comprobaron con sus propios ojos Natalia Rey Rey, directora y propietaria de la escuela infantil bilingüe Popote y Natalia Castro Iglesias, la terapeuta ocupacional que imparte el taller de Agadea en la Casa Común de Cacheiras, ya que esta última es una actividad promovida por el Concello de Teo desde hace años.

La escuela Popote y la Casa Común apenas están separadas por unos metros, por lo que ambas Natalias decidieron organizar una actividad conjunta coincidiendo con los preparativos del entroido. El grupo de Agadea, formado por once mujeres del entorno y un solo hombre, todos con diferentes niveles de deterioro cognitivo, se acercaron hasta la escuela infantil y entraron en contacto con el aula del tercer curso, con diez menores de entre 2 y 3 años, aunque también había participantes de menor edad con maduración suficiente para participar.

«¡Abuelos!», fue el emotivo grito de bienvenida que soltó uno de ellos, según recuerda Natalia Rey, que tampoco olvida algunos lloros porque, explica, «enseguida se nota la diferencia entre los que tienen abuelos y están en contacto con ellos y los que no». Entre el grupo de mayores, añade Natalia Catro, no hubo dudas ni recelos, sino todo lo contrario, ya que todo fueron alegrías y ganas de jugar desde el primer minuto.

La excusa de la actividad fue elaborar máscaras de carnaval con cartón y pinturas especiales. Y tan particular mano de obra, relatan ambas, empatizó prácticamente al instante. A Natalia Castro esta actividad le dejó muy buenas sensaciones: «Desde fóra, maiores e rapaces víalos sentados e traballando no seu mundo, felices e sen facer caso a nada máis que pintar, rir e falar entre eles». «Foi unha marabilla», añade. Y ante las pocas lágrimas de los niños más recelosos, el grupo de mayores, que en su mayoría son abuelas, mezclaron experiencias y recuerdos y no ahorraron mimos.

Si nada se tuerce, la próxima iniciativa conjunta está a la vuelta de la esquina, ya que el aula de mayores de la escuela infantil y el grupo del taller de Agadea trabajarán, primero por separado y después en equipo, para recuperar la tradición de la recogida de las hierbas de la noche de San Xoán. «Después de la primera actividad vimos que todos reaccionaron genial y quisimos repetir», añade Natalia Rey, que concede gran valor educativo a la iniciativa, similar a la política bilingüe en inglés de la escuela infantil y sus talleres de lenguaje de signos. «Los niños les enseñaron sus canciones y los mayores quedaron muy contentos y algunos reconocían que no se imaginaban que se lo iban a pasar tan bien», resalta, mientras Natalia Castro invita a la reflexión al señalar que si estas actividades fuesen habituales «igual non habería tanto edadismo nin prexuízos coas ás persoas maiores, porque dos nenos e dos maiores e de quen máis se aprende».