Un artesano de Teo se inspira en los aperos de labranza para crear joyas de plata y madera

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

TEO

Sandra Alonso

«Son moitas horas no taller, é difícil gañarse a vida», apunta Rodrigo Riveiro

05 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Siempre le gustó la idea de crear piezas con sus propias manos, y además se le daba muy bien. Tras estudiar en la Escola de Artes e Oficios Mestre Mateo y empezar Diseño, Rodrigo Riveiro Requeijo empezó a trabajar en un taller ajeno. Pasó por un profundo bache que le hizo replantearse su futuro laboral. «Os marxes son escasos para o artesán, cobras pouco e cotizas fatal. Detrás do traballo artesanal hai moitas horas no taller, é difícil gañarse a vida». Rodrigo se adentró entonces en el sector audiovisual: «É completamente distinto. No mundo do audio todo é para onte». No era su mundo, pese a haber estado atrapado por el audiovisual durante siete años. Durante todo ese tiempo, recurrió para evadirse a su auténtica pasión: la artesanía. «Nunca deixei de facer cousas no taller, e nun momento decidín que o que tiña como un hobby tiña que ser a miña saída laboral». Y al ir un taller de un artesano de Lucí (Teo) dio con la solución. «Levei unha das pezas da colección de aperos de labranza, porque quería comprar prata para facer outros». Aquel artesano le compró toda la colección: «Sen vela enteira. Díxome que xa vía como traballaba e que non necesitaba máis». Estas palabras fueron suficientes para que Rodrigo Riveiro Requeijo se pusiera manos a la obra. Así nació Ferraxe de Prata. En su camino se cruzó Breixo Beiroa, que tiene un comercio en A Algalia de Santiago. «Débolle moito. Axudoume un montón. Sempre lle pido consello sobre como facer unha ou outra cousa. É unha gran persoa». Su colección de aperos de labranza «A nosa terra» sigue reportándole alegrías tras cinco años de existencia. En esa colección no falta ninguna pieza. La que más se vende es el fouciño. «É pequeno. Pode que sexa o que mellor se entende, pero hai outros como a gadaña, garfo, rastrillo, o xugo. Hai broches e pendentes, con prata e madeira de buxo ou cereixo», detalla. En el 2017 fue distinguido con el Premio Artesanía de Galicia. En sus creaciones refleja su entorno. «Os aperos de labranza son algo moi noso. Vivo e vivín no rural e a colección é como unha homenaxe». Sus otras dos colecciones son Seguros Mutuos Santiago y Louza. La primera son fachadas de las casas de Compostela y la segunda surgió «despois de que rompera un prato de louza inglesa antiga da nai da miña compañeira. Cando ía tiralo, pensei que podía facer algo». De su cabeza salieron joyas con incrustaciones que habrían terminado en la basura. Rodrigo tiene más ideas. Hay que estar atentos.

Troyanos en Padrón

Fue una jornada singular en la que Padrón acogió los ecos de la tuna. Tras coger el tren en Santiago, Troyanos de Compostela, dirigidos por Benigno Amor, fueron recibidos en la Casa Museo de Rosalía de Castro por su titular, Anxo Angueira. En sus jardines sonaron Lela e Os teus ollos. Con su música siguieron por las rúas hasta el Jardín Botánico, donde interpretaron clásicos como Fonseca y Tuna Compostelana. Impecablemente uniformados, se hicieron fotos ante la iglesia de Santiago y subieron al convento del Carmen. En la veterana tropa estaban Juan García, Tino Becerra, Álex Otero, Jaime Lorenzo, Manolo Amenedo, Agustín Fernández, Carlos Cuntín, Tono, Propín, Charlín y otros. No faltó, como era menester, la sesión de «pulpo y púa» en Rial. Así fue la Peregrinatio Rosaliana de Troyanos de Compostela, con apoyo del programa O teu Xacobeo de la Xunta.

Sandra Alonso

Debut literario

La periodista Inma Vilariño presentó en Santiago su primer libro, O naranxo no Trasmundo, un conjunto de relatos con el personaje de O Naranxo como eje. La acompañaron Charo Golmar, Amalia López Brea «Luchi» y Manuel Gago, que participaron en el trabajo con las ilustraciones y el prólogo, así como el secretario xeral de Política Lingüística, Valentín García.