El acusado de quemar siete vehículos en Os Tilos en el 2017 queda finalmente absuelto

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

TEO

La Audiencia revoca la condena del juicio porque no considera convincente la declaración de la única vecina de la urbanización que identificó al sospechoso

02 jun 2021 . Actualizado a las 20:20 h.

Los dueños de los siete vehículos incendiados de forma premeditada en la madrugada del 5 de marzo del 2017 en la urbanización Os Tilos de Teo estarán sin duda frustrados con el recorrido que ha tomado el caso en los tribunales. El Juzgado de lo Penal número 2 de Santiago  condenó al hombre que fue detenido por la Guardia Civil por estos hechos a un año y medio de cárcel y al pago de una indemnización de 21.220,58 euros a las compañías aseguradoras de los coches y a 2.501,16 euros a dos de los perjudicados (faltaba otra por valorar), pero el procesado recurrió y la sección compostelana de la Audiencia Provincial le acaba de dar la razón absolviéndole de todos los cargos.

La resolución de la Audiencia de Santiago considera que «no hay constancia de que el acusado hubiera tenido participación en los incendios de los vehículos» porque la condena en primera instancia se basó en la declaración de una vecina de la urbanización «que ha mostrado dudas y contradicciones a lo largo del tiempo y que no ha identificado al acusado en el juicio celebrado». Con este nivel de dudas, el tribunal considera que no constituye una prueba de cargo suficiente como para desvirtuar la presunción de inocencia del procesado, de ahí que lo absuelva.

La testigo reconoció al acusado ante los agentes de la Guardia Civil y los bomberos que intervinieron en el suceso diciéndoles que «le parecía que era uno de los que estaba allí presentes» y que «juraría que es él, pero no lo puedo asegurar», frases que están recogidas en el atestado policial. Una, en opinión de los magistrados, «falta de seguridad» que se mantuvo en todo el procedimiento. Así, ante el juzgado de instrucción dijo que «vio a un chico que en ese momento no tuvo ninguna duda de que era el que había visto por la ventana» y que lo identificó «por la calva, la barba, la forma de andar y la estatura» pero que «luego con el tiempo sí le surgieron dudas porque no lo volvió a ver» y que se le habían borrado los recuerdos «por la carga de responsabilidad de identificarle».

Esas dudas aumentaron cuando el caso llegó a juicio, donde «además de decir que no recordaba haber hablado con ninguno de los bomberos presentes», manifestó que podía afirmar que era el acusado «casi al 100 %, pero al 100 % pues no, tampoco» porque «no estaba controlando eso, lo típico estás mirando y ves pero tampoco te quedas con lo que te gustaría quedarte después», señaló en la vista oral. Una declaración que para la Audiencia «viene a reflejar nuevamente las dudas de la testigo sobre la identificación del acusado».

A los magistrados les resulta además «significativo» que en el juicio nadie preguntara a la testigo, a la vista de las dudas mostradas, si reconocía al acusado allí presente como la persona que vio desde la ventana de su casa. «El interrogatorio se centró en tratar de determinar si el hombre que había visto merodeando cerca de uno de los coches quemados era el que vio en la calle hace cuatro años, pero nadie le preguntó si ese hombre era el acusado que estaba presente en la sala», reprocha la Audiencia en su sentencia.

Pudo ser una tragedia

Aquella madrugada hubo siete vehículos afectados, pero pudo haber sido peor y acabar en tragedia. El relato de hechos probados relata como entre las 2 y las 4 horas comenzó a arder un Citroën C3 que estaba estacionado en la calle Salgueiro y que poco después sucedió lo mismo con un Renault Scenic que estaba en la calle Loureiro, cuyas llamas se propagaron a un Peugeot 207 que estaba detrás. En esa misma vía, a la altura del número 10, ardió también una furgoneta Peugeot Boxer, cuyo fuego afectó a un Citroën Xsara, un Volkswagen Passat y un Ford Focus que estaban junto a ella. Todos ellos fueron rociados con gasolina para después prenderles lumbre.

Los vecinos relataron que como cuando se declaró el segundo de los incendios los bomberos ya estaban en la zona atajando el primero, pudieron controlar las llamas rápidamente, pero que en caso contrario podrían haberse extendido a las viviendas. «Si tras la segunda explosión los bomberos no están aquí, habría una tragedia, porque nos comentaron que el fuego habría llegado a alguna de las casas», relataba una vecina el día después de aquella terrible noche que hizo que incluso se celebrase una junta local de seguridad específica y que se reclamasen más patrullas en la urbanización.