Adiós a una teense que rompió moldes en el fútbol y al volante en la autoescuela

Emma Araújo SANTIAGO / LA VOZ

TEO

cedida

Lola Rey Cajaraville fue todo un referente para varias generaciones

18 may 2021 . Actualizado a las 08:28 h.

Lola Rey Cajaraville, vecina de Pontevea fallecida el pasado martes a los 68 años de edad, era una mujer poliédrica, especialmente sociable y de gran vitalidad. Por eso su repentino fallecimiento ha provocado una oleada de tristeza que contribuye a recordarla como se merece: una mujer trabajadora, divertida, independiente y madre de tres hijas que están abrumadas por todas las muestras de apoyo que están recibiendo, muchas de ellas de mujeres a las que les cambió la vida animándolas a sacarse el carné de conducir sin importar su edad porque les decía que coger el volante era el primer paso para «ir a onde queiras».

De joven, como muchas mujeres de Teo, ayudó vendiendo la leche de la explotación de sus abuelos. Estudió en el instituto Rosalía de Castro y ya en su adolescencia comenzó a jugar al fútbol como defensa, formando parte del el equipo femenino del Praíña, el club teense que este año cumplió el medio siglo de actividad.

Precisamente, el vídeo de hace poco más de un mes con los buenos recuerdos de Lola Rey de aquella época, con su bufanda del Praíña y la fotografía en blanco y negro de sus compañeras de equipo, la llevó a convertirse en protagonista de uno de los programas del proyecto Arrieiros Somos de Rubén Riós. La grabación se hizo hace apenas unas semanas y su familia desea que vea la luz porque considera que «ten un valor incalculable» y también porque es la mejor forma de que quien tuvo el privilegio de conocerla la recuerde todavía con más cariño y respeto.

Trabajadora incansable, conoció su vocación cuando se sacó el carné de conducir y su monitor, viendo sus aptitudes, la animó a convertirse en profesora de autoescuela. Así lo hizo y durante décadas le quitó el miedo al embrague y a las maniobras para aparcar a varias generaciones compostelanas, muchas de la misma familia, sobre todo durante los 36 años en los trabajó en Autoescuela Santa Eulalia.

Su afición por el fútbol la compartía con su marido, Enrique Vázquez, y también con María, una de sus tres hijas, actualmente miembro de la directiva del Praíña. «Era unha persoa que te motivaba para facer calquera cousa, e a nós ensinounos a non ter medo nunca e tirar para adiante», relata María, que está conociendo todo el poso que dejó su madre, que también vendía cosméticos a domicilio, otra forma de ser independiente y sociable.