El itinerario, que se estrenó ayer, da servicio urbano y conecta Os Tilos con el aeropuerto
24 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Poco antes de la una del mediodía, a eso de las 12.50 horas, arranca un autobús de la línea 6 desde la parada del hotel de Os Tilos. Desde Teo, esta línea urbana comenzó ayer con su nuevo itinerario, que desde ahora conecta Teo con el aeropuerto Santiago-Rosalía de Castro tras la entrada en vigor del nuevo plan de transporte, que prescinde del servicio del que se venía encargando Freire.
A la una menos diez sale uno de los buses, que lo hacen con una frecuencia de veinte minutos, de la urbanización teense con unos diez pasajeros. Tres minutos después, a la altura de El Corte Inglés, el número se multiplica por dos y los asientos comienzan a resultar escasos.
El máximo de ocupantes se alcanza cuando el vehículo llega al Ensanche, con los que suben pasada la Galuresa y que no bajan, en su mayoría, hasta pasar Fontiñas, primero, y San Lázaro después. La línea se vacía a las 13.25, una media hora después de salir de Os Tilos, con solo cuatro ocupantes en su interior. De ellos, solo una persona lleva consigo equipaje y se dirige al aeropuerto.
Joana Pujadas se subió paradas atrás, en la estación de tren, a la que llegó desde A Coruña y donde hace escala para llegar a Lavacolla. «No estaba al tanto del cambio de bus. De hecho me subí en este porque lo vi en la parada, pero venía con la idea de que seguía funcionando el de antes», indica Joana, que reconoce que «al no ver a más gente con maletas, pensé que me había equivocado de bus». Ella viaja con tiempo y no va apurada, por lo que la diferencia de tiempo respecto al anterior servicio no supone gran problema. «Ahora se mete por la ciudad y serán unos diez minutos más», calcula la joven, que llega a su destino a las 12.36.
En total, desde su salida de Teo, transcurren 46 minutos para conectar a la vecindad de Os Tilos y alrededores con el aeropuerto. El recorrido, sobre el papel y según las estimaciones de la conductora, está en torno a los 50 minutos en dirección ida, que cubre 18,2 kilómetros. A la vuelta, sin embargo, el trayecto es algo más corto: 17,2 kilómetros, que hasta la llegada a Santiago se hacen algo más incómodos debido al aumento de pasajeros respecto a la ida.
Cuando llega, ese bus de la línea 6 estaciona frente a la terminal y espera veinte minutos hasta las 13 horas. Mientras tanto, los que salen del aeropuerto se suben en otro vehículo que cubre el mismo recorrido y que sale en dirección Santiago al poco de llegar el anterior. Este lo hace lleno de personas recién aterrizadas, buena parte que llegaban ayer desde Alicante, que vuelan a Galicia para reunirse con sus familiares por estas fechas.
Lleno en Praza de Galicia
De Lavacolla salen 16 pasajeros, la gran mayoría con maletas de cabina, que se reparten a su llegada a Compostela sobre todo entre dos paradas: la de la estación de buses (a eso de las 14 horas) y la de tren, veinte minutos después. Entre estas dos, el bus alcanza su pico de pasajeros a su paso por la Praza de Galicia, superando los 30 ocupantes.
Una parte de ellos pendiente de los bultos que traen desde el aeropuerto, que ocupan el poco espacio de un vehículo de transporte urbano que no está pensado para este servicio, y la otra entre sorprendida por una escena con la que no contaban y con ánimo de encontrar un sitio en el que colocarse y mantener distancia.
En las siguientes paradas la línea comienza a vaciarse y cuando llega Pontepedriña, a eso de las 14.22 horas, apenas quedan pasajeros, y los que siguen, que ya no vienen del aeropuerto, acaban el recorrido, ya en Os Tilos, unos diez minutos después.
El cambio de servicio afecta a 14 empleados que pierden el trabajo y el derecho a paro
El cese del anterior servicio de bus hasta el aeropuerto deja un total de 14 trabajadores de la empresa Freire sin trabajo. La plantilla se presentó ayer en las oficinas de la nueva empresa responsable del trayecto, la UTE Tralusa, encargada de la línea 6 que hasta ahora solo llegaba a San Marcos, para denunciar la pérdida de empleo. «O Concello adxudicoullo a Tralusa cando iso tiña que estar subrogado para manter o persoal», denuncia Alberto Cereijo, uno de los trabajadores y enlace sindical de los mismos.
El tema, explica, se judicializará por lo que consideran una «situación de clara indefensión laboral» al dejar a los trabajadores en la calle. «Quedamos sen traballo e sen paro porque a empresa para por cese de servizos», apunta Cereijo, que se queja de que el Concello no haya negociado, aunque la postura municipal es que el servicio es provisional y lo asumen debido al cambio por el nuevo plan de transporte.
El BNG pide la subrogación
El grupo municipal del BNG pide que Raxoi no se desentienda de un asunto en el que «ten responsabilidade única» y pide que se responsabilice de la subrogación.