Lo que empezó como un juego junto a su nieta ha pasado a ser el árbol más buscado de Los Tilos
02 nov 2020 . Actualizado a las 09:22 h.El mundo mágico que Carmen Domech lleva años compartiendo con pequeños y mayores a través de la compañía Títeres Cachirulo ha traspasado la barrera del espacio imaginario para llenar de ilusión a su nieta en la vida real. Y, de paso, a otros muchos pequeños que se han enterado de la existencia de un bosque con hadas en Teo. Cuenta Carmen que el año pasado construyó unas casitas en miniatura y las puso en una carballeira de Pontevea. No duraron mucho, confirma, pero le pareció hasta tierno que alguien se tomara la molestia de coger unas escaleras y cargara con ellas hasta allí para llevarse su trocito de fantasía. Durante el confinamiento volvió a ponerse manos a la obra y esta vez colocó una docena de casitas en un árbol cerca de donde viven ella y Alicia, en Los Tilos, con la intención de que la pequeña las encontrase durante uno de sus paseos y dejase volar así su imaginación. «De momento, que nós saibamos, están todas as casiñas xuntas na mesma árbore. Debe ser que lles dá confianza. Nós nunca vimos as fadas, pero si lles cantamos cancións. Deben gustarlles, porque deixáronlle a Alicia no buzón unha cestiña, feita de cáscara de noz, con flores. Viña sen selo nin enderezo, polo que supoño que será un agradecemento que lle fixeron as fadas. Algunha vez tamén lles deixamos unha merendiña que puido agradarlles, cunhas migallas de galleta facendo unha rodiña na folla dunha árbore», relata la cuentacuentos profesional, quien gracias a esta fabulación está compartiendo momentos impagables junto a la nieta que tiene más próxima (otros dos están en Portugal): «Ela é unha rapaza moi alegre e encántame a súa fascinación con todo. Agora vai fixándose máis en cada recuncho do bosque, porque pode haber máis fadas. Mesmo empezou a poñerlle nome ás árbores e é unha maneira dela de animar o bosque, e de humanizalo». Alicia vivió con intriga el descubrimiento de esas diminutas casitas. «Están feitas con material de refugallo. Non é nada súper elaborado. Pero resultaron un reclamo para que moitos veñan ao bosque en busca delas. É moi bonito. E soubemos de nenos que chegaron a ver ás fadas», apunta con voz dicharachera Carmen, quien repara en cómo las nuevas tecnologías han ayudado a dar difusión a algo que empezó siendo un simple juego en familia. «Os nenos son grandes receptores, que están desexando ver cousas novas. Ti dáslle coñecemento e aprendizaxe e eles, a cambio, tamén nos dan a súa mirada infantil, con esa inocencia, que é marabillosa», señala la artista y directora escénica de Teo, quien confiesa que como abuela ha aprendido a disfrutar de una forma distinta a cómo lo hizo siendo madre.
Desayunos en Boanerges
Las ganas de trabajar y de sacar a muchos de sus empleados del ERTE han acelerado uno de los proyectos pendientes del Mercado Boanerges. Desde ayer, este espacio gastronómico abrirá los fines de semana para ofrecer desayunos a todos sus visitantes. «Tratamos de darle una vuelta a esta situación desde la creatividad», explica Adrián Acevedo, del Boanerges, que aplicará su filosofía a este brunch, disponible los sábados y domingos entre las 10 y las 13 horas. La tosta de lacón prensado con queso San Simón y pimiento asado será una de las propuestas de esta nueva carta matinal, que tendrá, al igual que el resto de su oferta culinaria, un marcado carácter gallego. «Es una manera de tener la cocina más tiempo abierta e incentivar el consumo de una forma responsable», explica Acevedo.
Imagen y salud en Padrón
Dos años después de su apertura en Padrón, el centro Jessica Fabeiro Estética Personalizada y Bienestar sigue ofreciendo servicios nuevos y acaba de recibir el registro sanitario para trabajar como centro de medicina estética, atendiendo así la demanda de sus clientes. De este modo, el centro es pionero en su zona en la medicina estética y, a partir de ahora, ofrecerá asesoramiento y tratamientos más especializados, como botox, ácido hialurónico o mesoterapia, entre otros. Jessica Fabeiro cuenta que la obligación de usar mascarilla le está dando protagonismo a los ojos y a la mirada, y de ahí que cada vez más personas se decidan a cuidar, especialmente, esa zona del rostro.