El despliegue se incrementó en ese momento hasta dotarlo de cinco agentes forestales, cuatro brigadas y tres motobombas, así como dos helicópteros. El Concello de Santiago también envió un vehículo nodriza, una decisión que rompe con políticas anteriores en las que solo se trasladaban medios municipales ante situaciones de mayor riesgo. El gobierno local justificó su decisión ante el peligro que corría una residencia de ancianos por la cercanía de las llamas.
A última hora de la tarde, aunque el fuego continuaba activo, la situación comenzó a mejorar y se estabilizó a las 21 horas. Los brigadistas realizaron cortafuegos para proteger las viviendas y las llamas comenzaron a dejar de avanzar. La conselleira de Medio Rural e do Mar, Rosa Quintana, se desplazó a Calo para coordinar en persona las tareas de extinción.