La vecina de Santiago que pidió ayuda a la Casa Real para que instalen un ascensor en su edificio: «Me daría años de vida»

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

XOAN A. SOLER

Mercedes Fuentes vive en un bloque de Vista Alegre, uno de los elegidos por el Concello para poner el elevador: «No lo hicieron, y devolvieron el dinero»

07 jun 2025 . Actualizado a las 17:01 h.

Detrás de la decisión tomada en marzo del 2024 por el equipo de gobierno del Concello de Santiago de renunciar a la ejecución del proyecto que iba a permitir dotar de ascensores a varios edificios de Santiago, en los que residen familias con escasos recursos, hay casos desgarradores, como el de Mercedes Fuentes. Esta mujer de 75 años, que llegó a pedir ayuda a la Casa Real, tiene un 78 % de discapacidad y el grado 2 de dependencia. Sus problemas de salud le impiden salir a la calle con normalidad. «Solo bajo las escaleras cuando no me queda otra, porque voy al médico», explica. Entretanto, pasa las horas, los días y las semanas entre las cuatro paredes del hogar al que llegó hace 50 años, un cuarto piso en un edificio de la rúa Ulpiano Villanueva, en Vista Alegre.

Mercedes, que tuvo dos hijos y tiene 3 nietos, relata que fue ella la que escogió el cuarto piso, «pero entonces era muy joven y pensé que tenía suerte con las vistas que iba a tener». Entonces no reparaba en que, con el paso de los años, «mi casa se iba a convertir casi en una cárcel. Si lo sé, hubiera escogido un primero a ras de calle», lamenta. La mujer reconoce que no es capaz de entender qué ocurrió para pasar de tener la convicción de que les iban a poner el ascensor a «estar segura de que no lo verán mis ojos». Insiste Mercedes en que «la ley dice que, si hay una persona en mis condiciones, hay que poner el ascensor». Aunque algunos vecinos le dicen que «en dos años estará puesto», sostiene que «algo raro hay, y no lo veré». 

Devolución de recursos

La razón por la que el elevador se ha convertido un proyecto prácticamente inalcanzable es que las ocho viviendas del edificio tendrían que hacer frente a una inversión de 150.000 euros. Según explicó el administrador, en el bloque hay, además, varios morosos, por lo que la derrama saldría aún más cara. La cuestión es que, en abril del 2023, el edificio fue seleccionado por el Concello como uno de los edificios en los que se instalaría el ascensor de forma gratuita. Para poder ser seleccionados fue necesario presentar innumerables papeles, certificados y declaraciones juradas. «Casi en tiempo récord, se hizo, y eligieron al edificio», explican en la asesoría Laudis. En una primera fase se redactaría el proyecto, y en la segunda, se ejecutaría la obra. El Concello formalizó la renuncia a todos los recursos en marzo del 2024, alegando que no había tenido tiempo para sacarlo adelante antes del fin del plazo dado por la Unión Europea (finales del 2023). Como consecuencia, se devolvieron todos los recursos para los elevadores —un millón de euros— y se frustraron así las ilusiones de los vecinos de diez edificios.

Cuando se le pregunta a Mercedes Fuentes qué representaría para ella tener el ascensor, asegura con los ojos vidriosos que «me daría años de vida. Estar aquí encerrada no es vivir. Me alargaría la vida». Su salud empeoró desde que falleció su marido, al que recuerda con cariño y nostalgia. «Era tan buena persona... Le echo tanto en falta...», desliza, mientras insiste en que «el ascensor es tan importante... Yo bajaría a dar paseos. Aquí hay momentos en los que me falta el aire». Reconoce que «siempre tuve buen sentido del humor, pero ahora no tengo ganas ni de reír».

Cuando tiene que bajar, Mercedes Fuentes lo hace con ayuda. Necesita «unos 20 minutos para bajar y muchos más para subir», apunta Bea, una vecina que la acompaña desinteresada por las mañanas. «Últimamente empeoró, y creo que tiene mucho que ver estar aquí todo el día encerrada», lamenta esta vecina.

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«Escribí a la Casa Real y me enviaron una carta de respuesta»

Pese a que la tristeza y el paso del tiempo esperando por su «ansiado ascensor» está haciendo mella en su ánimo, Mercedes Fuentes no ha dejado de tocar a todas las puertas para conseguir su objetivo. «Hasta le escribí una carta a la Casa Real para que nos echaran una mano», revela, y muestra orgullosa la respuesta recibida. «No pueden hacer nada, pero al menos respondieron», apunta sin perder la esperanza de que otras administraciones también contesten. «No entiendo bien cómo [en Raxoi] devuelven un dinero que hace falta». Asegura que vive de una pensión, pero que «si se ponen de acuerdo en el edificio, tengo quien me deje el dinero para el ascensor. Lo que quiero es verlo, aunque no lo veré».