Cuatro Islas: el sueño que surgió en un paseo por la playa y unió a cuatro mujeres de dos generaciones en un proyecto común en Compostela

SANTIAGO CIUDAD

Dos hermanas y sus hijas están detrás de esta tienda de moda que ofrece desde el verano pasado sus propios diseños en la calle República de El Salvador
07 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Marilí y Susana Blanco siempre recordarán la Semana Santa del 2024 con especial cariño, porque en ella se comenzó a gestar un sueño compartido con sus hijas, María Lete y Lola Chaparro, que ninguna creía que pudiera llegar a hacerse realidad tan rápido y con tan buena acogida. «Estábamos paseando por la playa y empezamos a soñar en alto», recuerdan. Surgió así la idea de montar una tienda de moda con su propia marca y diseños. «Yo estudié Derecho y estaba haciendo un máster en Madrid de Gestión de Empresas de Moda. Mi tía Susana, que tiene 25 años de experiencia en el sector, estaba en un momento de impás laboral, viendo qué opciones tenía. Le apetecía emprender, pero no sola. Y mi madre, que llevaba más de 20 años como funcionaria en Santiago, quería también un cambio», relata María, de 24 años, que junto a su prima de 14 años representa a la segunda generación de mujeres en un negocio familiar bautizado como Cuatro Islas.
Aunque todas ellas son de origen coruñés, decidieron que la capital gallega era la mejor opción para compatibilizar este proyecto con sus responsabilidades laborales y acordaron que, si encontraban un buen local, se lanzaban a la piscina. «Cuando regresé a Madrid para acabar el máster empezaron a mandarme fotos de locales y me di cuenta de lo en serio que iban», comenta la veinteañera. «A principios de junio encontramos el local perfecto en la calle República de El Salvador. Fue un flechazo, las condiciones eran geniales y nos encajaba al cien por cien. Ese verano María y yo nos encerramos para pensar un nombre, crear un logo, buscar proveedores, hacer las etiquetas y el packaging... y todas las estrellas se alinearon, incluso para hacer la reforma del local en pleno agosto», cuentan. El 7 de septiembre ya estaban atendiendo al público y tanta ilusión les hacía abrir que ni tenían el primer día un ordenador para cobrar ni llegaron a organizar una gran inauguración.

«La acogida fue fenomenal, sin haber hecho nada de publicidad. Nos sorprendió mucho que el boca a boca en Santiago funcionase tan bien. Venían y nos decían que le había hablado de nosotras su hermana, su prima, su sobrina... Aunque nuestro plan era dirigirnos a un público bastante joven con un estilo urbano y californiano, que no surfero, vimos al abrir que teníamos un rango mucho más amplio y nuestra ropa gustaba tanto a las chicas de 20 años como a mujeres de cincuenta y tantos», añade Susana, quien explica —que más allá del acierto empresarial— Cuatro Islas ha servido para unirlas a las cuatro mucho más «y nos está enriqueciendo muchísimo a nivel personal».
Las prendas de punto y las sudaderas son ya las estrellas de una marca que aspira a seguir creciendo con su tienda online, con la ampliación de su colección unisex y masculina, incluso conquistando nuevas ciudades, siguiendo la brisa que acaricia los sueños y saliendo a flote con los ahorros de dos hermanas dispuestas a embarcarse en nuevas aventuras pasados los 50 años. No son las únicas que se arriesgaron. María también renunció a un contrato tras acabar sus prácticas en El Corte Inglés y le salieron entrevistas en empresas como Bimba y Lola, entre otras, pero «no quería perderme esto», asegura ella. Recuerda Susana, quien es además su madrina, que «cuando ella era pequeña yo trabajaba en Inditex y al preguntarle qué quería ser de mayor dijo: "Voy a trabajar con mi tía"». Tendría por aquel entonces unos 6 años, era la mayor de los primos, de la segunda generación nacida de siete hermanos, y aunque estudió Derecho y siguió su propio camino, acabó cumpliendo aquella profecía infantil.
«Trabajar juntas ha sido todo un descubrimiento», añaden las fundadoras de Cuatro Islas, al tiempo que explican que las adultas aportan la experiencia (una en la parte de contabilidad y administrativa; y la otra, con su extensa trayectoria en el sector de la moda) mientras que las más jóvenes imprimen un punto de frescura e inspiración. Incluso Lola, «la mini isla», estando en tercero de ESO también aporta su visión sobre lo que puede funcionar mejor en redes sociales. «Estamos esperando a que crezca para implicarla más, pero en general nos enriquecemos las unas a las otras a la hora de diseñar, de comprar y de mostrarnos de cara al público, llegando a un rango de edad mucho más amplio», sostienen. Y, aunque esperaban tener un mayor calado entre turistas, ha resultado que su clientela es eminentemente local y gallega. Aún no se ha cumplido su primer aniversario y ya piensan en nuevas metas. El límite, como ellas ya han podido comprobar, está en lo alto que sueñes.