Santiago agota los «kit de emergencia»

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Las estanterías de cámping gas y de linternas del Decathlon estaban ayer vacías
Las estanterías de cámping gas y de linternas del Decathlon estaban ayer vacías Xoán A. Soler

Linternas, velas, cámping gas, transistores, pilas, conservas y agua escasean en las tiendas

30 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Pocos hicieron caso el mes pasado cuando la Unión Europea (UE) recomendó que todos los hogares cuenten con un kit de emergencia que permita sobrevivir sin salir de casa al menos 72 horas como respuesta a las incertidumbres del clima, la persistencia de la guerra de Ucrania y la amenaza de ciberataques. El desoído consejo no ha tardado en mostrarse acertado cuando el lunes España sufrió un apagón total que afectó a todo el país. Carecer de luz durante casi un día entero ha hecho que todos le veamos las orejas al lobo y se han agotado los transistores de radio a pilas, los hornillos tipo cámping gas y las linternas. Junto con los alimentos en conserva y el agua embotellada fueron los productos más demandados en las grandes superficies y los pocos comercios que lograron seguir abiertos en Santiago y durante toda la mañana de ayer fueron muchos los que se acercaron para llevarse las últimas unidades.

A primera hora del martes ya había afluencia de clientes en las grandes superficies y ferreterías en busca de esos productos que conforman el kit de supervivencia que, ahora sí, es bien seguro que existe en casi todos los hogares de Compostela y su área. Al punto de que en estos momentos esos elementos indispensables para sobrevivir a un apagón como el del lunes están agotados. En Decathlon, por ejemplo, las estanterías en las que antes hubo un amplio surtido de hornillos tipo cámping gas estaban completamente vacías y las de linternas a pilas ya solo contaban con alguna unidad suelta de los modelos más caros.

Si algo ha quedado claro tras el apagón es el enorme valor de todo aquello analógico y autónomo, que no necesite ni conexión a la red de internet ni cargar una batería. Por algo de lo que no falta en las tiendas son lámparas o linternas que necesitan almacenar electricidad para poder funcionar. Porque se agotan y pasadas unas horas son inútiles, todo lo contrario que las que funcionan a pilas, que pueden estar operativas durante días si se cuenta con un buen suministro de reserva de baterías.

Otro de los productos estrellas han sido las radios. Esas de toda la vida que hasta hace no tanto acompañaban en la cocina mientras se hacía la comida o en las que se escuchaban los partidos de fútbol antes de que todos se televisasen previo pago. Buena muestra de la demanda que hubo de ellos el lunes fue una imagen que podía verse en Concheiros, donde uno de los bazares chinos del barrio, ante la imposibilidad de trabajar con normalidad por la falta de luz, sacó una caja a la calle y vendía transistores y pilas. Y tenía cola.

El martes, los rezagados se apresuraron a acudir a las tiendas en busca de las vetustas radios. En una gran superficie como el MediaMarkt de Costa Vella los tres primeros clientes de la mañana se dirigieron al único estante dedicado a los transistores en el comercio y los tres se llevaron el mismo modelo. En ese momento aún quedaban existencias, pero pocas, y todo apuntaba a que no tardarían en agotarse.

En los hipermercados, que pudieron abrir sus puertas el lunes gracias a contar con grupos electrógenos autónomos, la mañana después del apagón se repetía el mismo patrón de consumo que el lunes, aunque sin tanta tensión y nervios entre los clientes. Los estantes más visitados eran los del agua embotellada, el pan del día y de molde y, sobre todo, los alimentos en conserva, como el atún, las verduras y las legumbres. La cuestión es si habremos aprendido la lección. Todo apunta a que sí.