La segunda generación de Mogambo inicia una nueva etapa en Santiago y recibe una acogida ilusionante

SANTIAGO CIUDAD

Aída y su hija Alejandra se han trasladado a un local mucho más grande, en la rúa da República Arxentina
04 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Aunque lleva en Santiago desde 1983, cuando llegó a la ciudad para estudiar la especialidad de Museología, Aída Rodríguez Aspirichaga sigue conservando parte de su acento vasco. Nunca llegó a ejercer en el mundo del arte o conservación del patrimonio, aclara, ya que su vida acabó girando alrededor de la órbita de la moda. «Es algo que siempre me gustó. Yo soy de Guecho y allí se llevaban las tiendas pijas, con prendas estilosas y un rollo inglés. Cuando vi que aquí faltaba esa parte de la moda monté mi primera tienda en Alfredo Brañas», recuerda. Pasó de ser una franquiciada a abrir su propio establecimiento, Mogambo, que 25 años más tarde inicia una nueva etapa en un local el triple de grande, en República Arxentina, con miras a que coja el relevo la segunda generación.

«La empresa ha ido creciendo y el local que teníamos era de 39 metros cuadrados. Ahora nos pasamos a uno de ciento y pico para tener más espacio y que mi hija pequeña se abra camino también con un público más amplio», explica Aída, cuyas hijas han heredado su pasión por la moda y complementos. La mayor, a pesar de haber hecho Derecho y Administración y Dirección de Empresas, trabaja en Inditex. Y la menor, Alejandra García, quien también hizo ADE, se incorporó hace un par de años al negocio familiar para llevar la tienda online de Mogambo.
Confiesa su madre que le dio pena durante la mudanza dejar atrás un local en el que pasó media vida y en el que atravesaron no una, sino varias crisis, recuerda: «En el año 2000, con el cambio de moneda. La peor, la del 2008 [tras el bum del ladrillo], cuando tuvimos que hacer una reducción de plantilla y pasamos de tener dos a una empleada. Y la más reciente, con el covid... Pensé mil veces en tirar la toalla, pero por cansancio, no por otro motivo, porque me encanta estar en una tienda, vender, asesorar...». Siempre salieron adelante, gracias al apoyo de una clientela fiel, que hoy sigue demostrando su respaldo. «Hemos tenido una acogida maravillosa en esta nueva ubicación. Estamos súper agradecidas. Pocas clientas de antes quedan que no hayan pasado ya en esta última semana por aquí. Además, al cambiar a República de Arxentina, aunque solo quede a 60 metros de donde estábamos, hay también muchas caras nuevas y un movimiento a primera hora que hasta ahora no teníamos», constata ilusionada la dueña.
«Este es un local súper moderno, sin escaparate, que invita a entrar a pasearte por él. La idea es dar una atención súper especializada y cuidada: que se sienten el sofá, pasar los burros con tres modelitos pensados para ellas, invitarlas a un café...», indica ella, quien explica que a partir de invierno ampliarán el catálogo con el objetivo de llegar a una clientela más joven para que tenga continuidad en la actividad Alejandra, de 33 años.