La generación sénior se pone fuerte en el gimnasio

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Jorge entrenando con Mina, que va 5 días a la semana al Espagat. En este gimnasio, además de clases dirigidas y entrenamientos personales, cuentan con el plus de las actividades en la piscina (como aquagym) y acaban de reabrir el spa. «Para personas con patologías tenemos fisios, nutricionistas y otros servicios pensando en el bienestar integral», destaca su director.
Jorge entrenando con Mina, que va 5 días a la semana al Espagat. En este gimnasio, además de clases dirigidas y entrenamientos personales, cuentan con el plus de las actividades en la piscina (como aquagym) y acaban de reabrir el spa. «Para personas con patologías tenemos fisios, nutricionistas y otros servicios pensando en el bienestar integral», destaca su director. XOAN A. SOLER

En centros como el Espagat de Santiago, con personal especializado y clases específicas para personas que superan los 70 años, cada vez hay más mayores haciendo deporte

07 feb 2025 . Actualizado a las 09:53 h.

«Quieren sentirse vivos, mantener su nivel de bienestar a medida que van cumpliendo años y sociabilizar». Estos son tres de los motivos que hacen que los mayores de 70 años se apunten al gimnasio, cuenta Jorge Pérez, uno de los entrenadores personales del gimnasio Espagat de Santiago, que cuenta con un equipo de técnicos especialistas en este tipo de público y clases específicas para ellos. Aquí no se sienten fuera de lugar y encuentran un espacio amigable que se adapta a sus necesidades físicas, condicionadas habitualmente por lesiones, una movilidad limitada o patologías varias.

«Hemos notado un aumento entre la gente de 70 años para arriba que acude al gimnasio. Vienen con ganas de intentar hacer algo y con el convencimiento de que si hacen ejercicio van a notar una mejora significativa en su vida. Vimos esa demanda en el mercado entre la generación sénior y trabajamos mucho para tener una oferta de servicios a su medida», comenta Fran Martínez, director del Espagat. Constata Jorge que muchos empiezan a hacer deporte por primera vez en su senectud y «a veces vienen con desconfianza, porque tienen en mente esa idea de gimnasio tradicional que queremos desterrar. Con nosotros van a estar siempre con un técnico con experiencia, que sabe hasta dónde pueden llegar y empatiza con ellos. Hacemos siempre una valoración previa, en la que los escuchamos y analizamos su flexibilidad, altura, composición corporal, posibles disimetrías... así podemos crear una rutina personalizada». En muchos casos, dicen desde el centro deportivo de la rúa Fernando III O Santo, vienen por recomendación médica o animados por sus propios hijos.

Un ejemplo de regularidad es Mina, de 79 años, explica su entrenador: «Yo llevo en el centro 15 años y ya la recuerdo aquí 15 años antes, cuando yo estaba preparando las pruebas de INEF. Tiene una rutina de trabajo que modificó muy poquito en este tiempo, pero se deja asesorar mucho. Viene los lunes, miércoles y viernes a tonificación global, una clase que está muy enfocada al público sénior, con ejercicios pensados para mejorar las capacidades físicas básicas de esta población, como la estabilidad; la pérdida de equilibrio es por la falta de fuerza, y se trabaja el tren inferior y el superior, además de la coordinación. Y, los martes y jueves, viene a las clases de espalda, que es como una escuela donde semana a semana trabajamos la higiene postural para que sean conscientes de cómo deben mover su cuerpo».

XOAN A. SOLER

Nada es fruto de la magia y, como siempre, la progresión y la constancia son claves para obtener resultados, pero «los avances que consiguen son brutales. Pasan del ‘no voy a ser capaz' a superar los límites que se habían puesto ellos mismos, en muchas ocasiones. Hay gente que llega con problemas de ansiedad, depresión, tomando un montón de medicación y ves cómo de forma paulatina la van reduciendo porque el ejercicio es su mejor terapia, incluso para combatir problemas que afectan a la salud mental como la soledad, que hoy en día abunda bastante».

Casos de más de 90 años o de superación personal, como el de Carlos Carrillo, quien entrena con tesón y una sonrisa permanente por tener una mayor calidad de vida pese a su discapacidad física, son los que demuestran que no hay edad para ponerse en forma. Hasta los propios padres de Fran y Jorge se han apuntado al gimnasio y ambos hablan orgullosos del cambio que han dado una vez ya jubilados. Nunca es tarde.