Álvaro recupera con una taberna con cocina casera el local de la Luna, en Vidán

SANTIAGO CIUDAD

El hostelero, enamorado del sector, tuvo restaurantes en Santiago y en Guinea, y antes se dedicó al sector de automoción
17 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Pocas historias tienen tantas curiosidades como la de Álvaro Villaverde, el empresario hecho a sí mismo que, en la víspera del pasado sorteo de la lotería de Navidad, abrió la puerta del local que había ocupado hasta poco tiempo antes el bar Luna, en Vidán, para poner en marcha la Taberna de Álvaro. Su primera carta de presentación viene a demostrar que no es un recién llegado al sector y que afronta la empresa con ilusión. «Me encanta la hostelería. Siempre me gustó y siempre quise dedicarme a esto», asegura. Álvaro estuvo mucho tiempo vinculado al sector de la automoción, y quienes hoy lo vean en la fotografía que acompaña a esta crónica lo reconocerán por su paso por algunos de los concesionarios más importantes de Santiago. Pero, a la hora de elegir entre los coches y la hostelería, Álvaro acabó inclinándose por lo segundo. En Compostela y Padrón tuvo negocios de hostelería, pero también en Guinea Conakri, y, más concretamente, en un lugar llamado Matoto. «Alquilé una nave vacía y la preparé desde cero. Hacíamos una cocina casera fantástica. Tuve el compromiso verbal con el dueño del local de no vender alcohol, pero la gente pedía vino y cerveza», comenta. Recuerda que tuvo varios intermediarios para intentar convencer al dueño de que le permitiera retirar aquel compromiso, «pero no pudo ser y hubo que cerrar». Corría el año 2015 y, tras superar un divorcio, Álvaro se puso al frente de un restaurante en A Picaraña, hasta el 2020. Superada la pandemia, y «animado por Mar, que es una mujer excelente», Álvaro se embarcó en el proyecto de la taberna en Vidán. «Ya era cliente del Luna y, cuando me dijo Patricia (gestora del bar) que lo dejaba, me planteé cogerlo».

El empujón definitivo se lo dio Mar Tourís, «que es mi socia, mi mujer y un importante pilar en el negocio. Ella me animó. Se encarga de la gestión y de los temas laborales». Si para Álvaro, Mar es una de las piezas más destacables de su nuevo negocio, «el alma máter de todos los establecimientos de hostelería es tener una buena cocinera, y aquí la tenemos». De los fogones de la Taberna de Álvaro se ocupa Lola Sande López, que junto a la camarera Adriana Pastoriza Muller conforma el equipo para sacar adelante la taberna. Una de las cuestiones que más cuidan son las tapas de cortesía, que acompañan a cada una de las consumiciones. Pero también la carta. «Es pequeña, pero casera. Los callos, para el domingo. Pero tenemos lentejas y una empanada casera con gran acogida. No quería una cocina amplia, prefiero ofrecer unos platos básicos, pero con la total seguridad de que son como los de casa», destaca. Su oferta no es solo para degustar en el local, sino también para llevar. Álvaro fijó el lunes como día «para descansar. Y en los fines de semana estamos a tope».