El Consorcio

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO CIUDAD

22 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Sabido es que el Consorcio da Cidade de Santiago funciona por consenso de las administraciones estatal, autonómica y local, bajo presidencia de quien ostenta la alcaldía, quien por esa condición tiene la prerrogativa de proponer a quien desempeña la gerencia, un cargo eminentemente técnico que desde hace ya demasiado tiempo tiene el cometido de mantener a flote este invento modélico en España y actualmente reducido a una pequeña expresión a causa de su endémico raquitismo presupuestario. Llega el momento del relevo en la gerencia del Consorcio y no va a resultar sencilla la sustitución de Belén Hernández, que se ha ganado una mejor vida tras demostrar, a lo largo de sus diez años en el cargo, un desempeño más que eficaz en ese cometido, con una gestión capaz de mantener los equilibrios entre las tres administraciones, engrasada la maquinaria interna del Pazo de Vaamonde, y en las difíciles circunstancias de notable precariedad producto de una financiación que no ha estado a la altura de los principios fundacionales del Consorcio, por mucho que las necesidades, por ejemplo en el ámbito de la rehabilitación del patrimonio edificado privado, no son ahora las mismas que hace 30 o 40 años. Por fin se ha frenado el declive económico con el compromiso de incremento en las partidas de las administraciones, lo que situará el presupuesto del 2025 probablemente en algo más de once millones de euros, pero no es para lanzar cohetes dadas las partidas cautivas, como el sustento de la Real Filharmonía, el gasto corriente o los programas fijos de rehabilitación, que dejan poco margen para otras inversiones en la ciudad patrimonio de la humanidad. Llegado el momento de sustituir a la gerente que ha tenido el plácet de todo el arco político municipal con Agustín Hernández, Martiño Noriega, Xosé Sánchez Bugallo y Goretti Sanmartín sucesivamente en la alcaldía, el BNG se ha metido en un barrizal que acaba de abrir un período de transición en el Consorcio, porque el supuesto ejercicio de transparencia (la convocatoria de concurso para cubrir la vacante que deja Belén Hernández) o se realiza con todas las garantías o se revela un paripé con plaza predestinada. No es este un buen comienzo para la nueva gestión de un organismo ya de por sí debilitado.