Los bomberos de Santiago que trabajan en la zona cero de la dana: «Isto é un caos, mais os valencianos danche todo, ata o que non teñen»

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

El parque municipal ha desplegado en Valencia un grupo de cinco efectivos que rotará en turnos

10 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Un bombero es un ángel de la guarda. Ellos, como los policías, los guardias civiles, los militares y todos los que trabajan en emergencias, van directos al peligro del que los demás huyen. El parque contraincendios de Santiago tuvo claro desde el primer momento que quería desplegarse en Valencia para ayudar a los cientos de miles de personas que lo han perdido todo, así que cinco bomberos hicieron las maletas y aterrizaron en Alfafar. Junto a Paiporta, en la zona cero de la más destructiva dana de la historia de España. Xoán Carlos Somoza, Iago Dans, Asier Vázquez, Elías Rodríguez y Fran García llegaron el martes y aunque ya habían visto por la tele la devastación provocada por las riadas advierten que en directo la situación es mucho más impactante. «Hai moito barro, moitos coches e enseres por todas partes. Hai moito traballo por facer», señala Somoza.

El equipo compostelano está trabajando sin descanso, como todos los servicios de emergencias desplegados en Valencia. Se levantan a las 7.30 horas y no paran de achicar agua de los garajes y retirar lodo en todo el día. «Aquí non hai descanso, mais tampouco te cansas. É tanta a adrenalina que traballas todo o día sen parar. Agora, cando chega a noite caes rendido», señala Xoán Carlos Somoza.

La experiencia está teniendo un gran impacto emocional en los bomberos compostelanos. No ya solo por la situación en la que han quedado las zonas anegadas por la dana, sino por cómo los damnificados están viviendo y afrontando la tragedia. «Isto é durísimo, pero xa empezas ver esperanza nos ollos desta xente, ven a luz ao final do túnel», relata Somoza. Una esperanza en la que ellos, como tantos otros miembros de los equipos de salvamento y los voluntarios tienen mucho que ver. Además, para ellos es «indescriptible» el agradecimiento y cariño que reciben. «Isto é un caos, mais os valencianos danche todo, ata o que non teñen», añade. Y como ejemplo, pone un anécdota que les dejó muy tocados: «Estabamos ceando nun bar antes de ir durmir [están alojados en un hotel] e pasou un camión que de repente se para ao vernos cos uniformes. Baixa o condutor e todo para darnos as grazas por estar axudando e regalanos unha caixa de mandarinas, que aquí agora mesmo é coma un tesouro porque falta de todo».

Escenas de agradecimiento como esa se dan todos los días. Personas que se acercan para darles un bocadillo, o agua o guantes. Lo que sea. «Isto che cambia o punto de vista, cambia a túa perspectiva. Ves o mellor da xente, a empatía, e nós, como bos galegos, que recibimos axuda de toda España en situacións graves coma o Prestige, queriamos devolver esa solidariedade», afirma Somoza. Para él, además, estar ahora en Valencia tiene un significado especial porque estaba de vacaciones muy lejos de Galicia cuando se produjo la tragedia de Angrois y, aunque llamó al parque con la intención de volver, los compañeros le dijeron que no era necesario porque ya tenían efectivos suficientes. «A min quedoume esa espiña cravada porque sempre queres axudar, pero máis nos momentos terribles como foi o accidente do tren ou agora aquí en Valencia», explica.

El primer destino de los bomberos compostelanos fue el centro de salud de Alfafar, donde fueron hallados dos cuerpos sin vida. De ahí han pasado a una urbanización de casas adosadas donde están achicando agua sin parar de los garajes, que quedaron completamente anegados.

La tarea es ardua. Ingente. Cada paso cuesta un mundo porque, además, el barro y el lodo hacen que la maquinaria se estropee a menudo. «Ese po estraga as bombas e hai que parar con frecuencia, polo que aquí quedan moitas semanas de traballo», advierte Xoán Carlos. Los compostelanos, como todos los bomberos gallegos que han acudido a ayudar, no les abandonarán.

Todo el parque municipal está volcado con la ayuda a Valencia, los que van y los que se quedan

Xoán Carlos, Iago, Asier, Elías y Fran han sido los primeros bomberos de Santiago en desplegarse en Valencia para ayudar en las tareas de reconstrucción de las poblaciones arrasadas por la dana, pero no serán los últimos. Están previstos relevos en los que participarán otros efectivos. De hecho, el segundo turno llegó el viernes y ellos no marcharon hasta el sábado, para dar novedades y directrices al reemplazo y que la experiencia recabada no se pierda. No obstante, el panorama es tan desolador como cambiante, por lo que prácticamente toca empezar de cero cada día. «Dunha xornada para a seguinte son tantos os cambios nas rúas e vías que cada día hai que deseñar case que de novo o operativo», destaca Somoza.

Además de los bomberos que luchan con el barro y el agua en Valencia, los que se quedan en sus puestos en el parque municipal también están colaborando activamente con el operativo, ya que la ausencia de sus compañeros les obliga a modificar sus turnos de trabajo y a cubrir los huecos para que el servicio no se resienta. Tan solidarios son unos como otros. «Estamos todos volcados porque esta xente realmente precisao», señala Xoán Carlos.