Esta saga de mujeres farmacéuticas, que lleva 36 años cuidando de un barrio de Compostela, abre allí una nueva etapa
SANTIAGO CIUDAD
Lydia y Babel, madre e hija, cotitulares de la botica más antigua de Salgueiriños, renuevan su compromiso en un establecimiento de mayor tamaño
17 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Babel Rancaño Mera era un bebé, de solo un mes, cuando su madre abrió la Farmacia Mera en Salgueiriños. Lydia Mera Rancaño, madre soltera e hija también de farmacéutica, tenía por aquel entonces 32 años. En 1988, explican, la suya era la única botica que había en esta zona de Santiago, a la que acudían tanto los vecinos de Salgueiriños de Arriba como los de Salgueiriños de Abaixo y alrededores. «Tenemos clientes muy fieles, incluso de Meixonfrío, que siguen cruzando la carretera porque esta es su farmacia de siempre y no quieren cambiar», cuenta orgullosa Babel, quien desde enero es cotitular del establecimiento junto a su progenitora (aunque lleva ya en él desde el 2017). Ambas siguen más implicadas que nunca con el barrio al que han cuidado estos últimos 36 años y, aunque no hay allí la actividad de antaño y son muchos los negocios que acaban bajando la verja, ellas lejos de irse a otro lugar han renovado su compromiso inaugurando un local más amplio en la misma calle.
Han pasado del número 72 del Cruceiro da Coruña al 18. «Antes estábamos al final de la vía de servicio, queríamos que se nos viera más y darle a este barrio una farmacia más grande y moderna. El otro bajo se nos había quedado pequeño y yo quería ofrecer también un servicio cardiovascular. Ahora miramos el colesterol, la glucosa de 3 meses y la tensión. Así podemos analizar si la gente se toma bien la medicación o dar recomendaciones como apoyo a los centros de salud. Además, yo hice un máster de Gestión y quiero hacer uno de Dermofarmacia para reforzar un poco más esta parte», explica Babel, la cual disfruta hablando con la gente que visita su farmacia, en donde hay un trato muy familiar con los clientes.
Lydia, a sus 68 años, no oculta la ilusión que le hace tener relevo generacional en su hija, quien se ha convertido en la cara de la farmacia en las redes sociales para conectar con los más jóvenes. ¿Quién se lo iba a contar a sus abuelos? Ellos fundaron su primera farmacia en Carballeda de Avia. «Al ser zona de ribeiro, se vendía sulfato para las viñas y sosa para limpiar las cubas de vino. Allí aprendí yo a gatear hasta los 10 meses y casi no lo cuento porque en una ocasión me metí sosa cáustica en la boca. Luego abrieron una farmacia en A Cañiza», relata Lydia, la cual creció literalmente en la botica familiar y estudió Farmacia en la USC (como la madre).
Casi tan conocida como ella es Victoria, técnico que lleva 33 años a su lado y «es la preferida del barrio», afirma la más joven de todas, quien quiso incorporar una cara masculina a la plantilla «para que los hombres no se sintieran incómodos hablando de sus problemas». Así es cómo llegó la última incorporación, Marcos, un farmacéutico con experiencia que se unió al equipo hará un lustro. Todos ellos abren una nueva etapa con la ilusión del que empieza un nuevo proyecto y una querencia especial a un barrio al que no quieren fallar.