De Braga a Santiago por el complicado Camiño da Geira e os Arrieiros

Por Sonia Portela

SANTIAGO CIUDAD

CEDIDA

Antonio Ferreira y Alina Komaradzka completaron desde la ciudad lusa una ruta «difícil y con escasa señalización»

26 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Se conocieron hace más de diez años en el Camino de San Salvador, el que une León con Oviedo, y desde entonces caminan juntos. Este domingo llegaron a Santiago por el Camiño da Geira e os Arrieiros, ruta jacobea que sale de la localidad portuguesa de Braga, cruza el parque natural de Baixa Limia-Serra do Xurés, y sigue por tierras de Ribadavia, O Arenteiro, Forcarei e A Estrada, entre otras comarcas. Alina Komaradzka es natural de Varsovia y explica que Geira es el nombre de una vía romana que conserva restos «fantásticos» y por el que transitaban los comerciantes. Pero se trata de un itinerario «complicado, difícil, muy duro y con escasa señalización», según explica Antonio Ferreira, su pareja peregrina. La Oficina del Peregrino selló 547 compostelas en 2023, mientras que la cifra ya es superior en lo que va de este año, y creciendo los españoles, pero aún en clara minoría. Antonio es natural de A Guarda, donde reside, tiene 71 años, estudió Magisterio en Santiago y lleva veintitrés caminos en su mochila: «Este é o máis fermoso de todos, superior mesmo ao Primitivo». Alina, que también acumula cientos de kilómetros en sus piernas coincide con él, tanto en la apreciación de la belleza como de la dureza de la ruta, igualmente caracterizada por la soledad. «Apenas hay peregrinos. Encontramos a dos catalanes y fuimos felices por compartir el esfuerzo físico y el gusto por la naturaleza», según afirma ella. Sobre los motivos, Antonio habla de la búsqueda de espiritualidad. «Saír deste mundo de présas en que vivimos e de tantas necesidades inventadas que non precisamos», explica. Alina alude a una «cuestión de fe» y otras razones como sentir la peregrinación que tantas personas hicieron en la Edad Media. «El Camino es algo para mí misma y saber cómo soy. Siempre digo que no voy a volver, pero cuando llega el momento, Santiago me llama», añade. Ambos reconocen una convivencia peregrina llena de amistad. «Es más fácil caminar con alguien, aunque también vamos solos algunas veces. Gracias a Antonio hablo español, y es un compañero fantástico que tiene mucha paciencia con mis despistes y el miedo que tengo a las vacas y los perros. Además, como soy polaca, nos quejamos mucho», según afirma ella, a lo que él responde que ella lo ayuda con su desorientación y sus protestas. Antonio, que recomienda programar etapas inferiores a 20 km y guiarse por aplicaciones de geolocalización, desea citar a José Almeida, presidente de la freguesía de Caldelas (Portugal) por su extraordinaria devoción por orientar y ayudar a los peregrinos. Una vez más: ¡Buen Camino!