Un juez destierra de Santiago, Ames y Teo a uno de los delincuentes más conocidos de la ciudad al que su expareja denunció por violencia machista
SANTIAGO CIUDAD
El magistrado le impide residir o acudir a los tres municipios como medida para proteger a la mujer
12 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Entre la lista de los delincuentes con más antecedentes de Santiago, J. J. J. ocupa un lugar destacado. Tiene un largo historial a sus espaldas. Estuvo hasta hace poco en prisión, pero salió y volvió a sus círculos. La Policía Nacional le investigó como uno de los sospechosos de mover billetes falsos de 50 euros en la ciudad y se le vio en compañía de algunos de sus compinches habituales. En la comisaría de la Policía Nacional y en la jefatura de la Local, donde le conocen bien, pensaban que no tardaría en volver a pisar una celda, pero su futuro ha sido mucho más exótico: un juez ha ordenado su destierro de Santiago, Ames y Teo, municipios en los que a partir de ahora no podrá vivir ni pisar para nada. El residía en Compostela, por lo que se ha visto obligado a mudarse. De no hacerlo, acabará detenido y muy probablemente nadie le libre entonces de la cárcel.
La historia del destierro de J. J. J. comienza con una orden de alejamiento de una mujer que había sido su pareja que él quebrantó. En el sistema de protección de víctimas de violencia machista el asunto saltó como de riesgo extremo, por lo que este veterano delincuente no tardó en ser detenido por la Policía Nacional, que lo puso a disposición judicial. El procedimiento era por quebrantamiento, lesiones, amenazas e injurias a su expareja, según ha confirmado el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), por lo que había que tomar una decisión para proteger a la mujer.
La Fiscalía fue la que propuso el destierro, mientras que la acusación particular, es decir, la representación de la expareja, solicitaron el ingreso en prisión. El juez optó por prohibir a J. J. J. vivir o acudir a Santiago, Ames y Teo, concellos en los que hace vida habitualmente la mujer.
La decisión no ha sido bien acogida entre los policías. Ellos son los que mejor conocen y padecen la peligrosidad de J. J. J. y consideran que hubiese sido mejor haberlo enviado a prisión. Dudan, para empezar, que vaya a cumplir con el destierro. «Tiene el carné retirado y conduce, así que seguro que seguirá por Santiago», se lamenta un agente veterano. «Lo peor de todo es que un día va a ocurrir una desgracia, porque este no se para si le das el alto, no es la primera vez que emprende la huida y a él le da igual lo que pase. Un día se va a llevar a alguien por delante», añade preocupado.