El mago compostelano que, con su baraja, conquista los siete mares

SANTIAGO CIUDAD

Victoriano Cajaraville, conocido como Vituco, inicia una nueva aventura y estará embarcado cinco meses entre EE.UU. y el Caribe
27 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Ha estado en Asia, en los fiordos noruegos, por Europa, Estados Unidos, América Central... y el pasaporte que le permite viajar por todo el mundo a Victoriano Cajaraville es una baraja. Es la herramienta de trabajo de este compostelano, conocido en el mundo del espectáculo como el Mago Vituco. Con más de 20 años de experiencia, en los últimos tiempos ha firmado varios contratos para actuar en cruceros internacionales surcando los siete mares. O, para ser justos, muchos de ellos. «Todos aún no», puntualiza él. Estaba embarcado en un viaje de diez meses cuando el covid-19 puso el mundo patas arriba y tuvo que pasar la cuarentena en alta mar. Su última aventura fue en tierra, cuenta. Estuvo de gira por México en una gran producción sobre hielo. Y ahora emprende una nueva travesía marítima de la mano de una compañía italiana que durará algo menos de medio año. Esta misma semana volaba cara Estados Unidos, tal y como relató en una entrevista en RadioVoz que le hizo Eva Millán: «Voy a estar cinco meses embarcado por el Caribe, Bermudas, Cabo Cañaveral y Cozumel; partiendo siempre desde Nueva York».
Hará entre una y dos funciones a la semana —en ocasiones, puede que alguna más— como parte de los espectáculos de entretenimiento que cada noche ofrece el teatro del barco para el pasaje. ¿Y qué hace en su tiempo libre? «Lo paso prácticamente como un pasajero más. Tengo que obedecer unas normas como trabajador del crucero, pero también tengo las ventajas de un pasajero. Estoy como de vacaciones pagadas, por así decirlo», indica sin ocultar lo afortunado que se siente el mago. «Nunca había pensado poder hacer lo me gusta y, por encima, viajando y descubriendo más mundo», añade Vituco, quien aclara entre risas que, «aunque parezca mentira, aún me faltan lugares por conocer».
Por suerte, dice, él nunca se ha mareado en los barcos y en los que tienen mayores dimensiones es aún más difícil. Su principal reto, en lo laboral, es conseguir conectar con un público multicultural que, además, puede comunicarse en distintos idiomas: «Si todos hablan japonés te aprendes cuatro frases para dirigirte a ellos, pero si son de distintos países tienes que hacer un espectáculo más visual. Por la experiencia, ya sabes más o menos qué juegos de magia te pueden funcionar, pero es cuestión de ir probando los primeros días para cogerles el punto». En cuanto a pasar las Navidades lejos de casa, el ilusionista reconoce que las nuevas tecnologías le ayudan a sentirse más cerca de los suyos y «a sobrellevar mejor» esa distancia. «Llevo bastantes años pasando las fiestas fuera y uno se acaba acostumbrando. Al final te montas una segunda familia con la que celebras esos días especiales», añade. «Lo más se extraña es la comida. Un cocido gallego a veces se te antoja...», confiesa.