La primera fase del proyecto de investigación Sensogenoma revela que las melodías alteran la expresión del doble de genes que en las personas sanas
20 sep 2023 . Actualizado a las 18:18 h.Qué no decir de la música. De su poder terapéutico se ha hablado y escrito en poesía, narrativa y ciencia. Pero la melodía, los compases y el timbre también provocan alteraciones moleculares. Hace prácticamente un año el Auditorio de Galicia acogía el mayor experimento realizado hasta el momento para determinar si la música influye en la expresión génica. Era uno de los primeros pasos del proyecto de investigación Sensogenoma, de los grupos de investigación GenPob y GenViP del IDIS y la Universidade de Santiago. Fue un concierto de la Real Filharmonía de Galicia al que asistieron un millar de personas y en el que se recogieron unas 1.200 muestras biológicas antes y después de la actuación. Los resultados se compararon con otro concierto previo para personas con deterioro cognitivo con el fin de comprobar, primero, que las tecnologías de última generación pueden utilizarse en este tipo de patologías; segundo, que hay una respuesta diferente en personas con trastornos neurodegenerativos; y tercero, que esta respuesta, además, parece compensar las rutas alteradas por la enfermedad.
Los resultados de la primera fase del proyecto se presentaron en la sede del IDIS y Antonio Salas, catedrático de la USC y coordinador del grupo GenPoB, explicó los principales. Para los científicos que han trabajado en este ámbito en la frontera del conocimiento los hallazgos son fascinantes pero solo un primer paso. Se vio que efectivamente sí hay una influencia clara de la música en la expresión de los genes, pero en el caso de los pacientes con deterioro cognitivo impactan en más del doble de genes. Es decir, mientras en las personas sanas -el grupo de control- eran en torno al millar, en el caso de los pacientes se superaban los dos mil.
Otro apunte muy interesante es que el estímulo musical hace que estos genes se expresen en la dirección contraria a como se expresan con la enfermedad. Es decir, hay como un efecto compensatorio, «esos genes se expresan con la música de manera opuesta a como lo hacen con la patología», aclara Salas.
Además, entre la multitud de genes cuya expresión se altera destacan algunos que tienen mucho que ver con el proceso de deterioro cognitivo, como el GATA2, regulador de procesos biológicos, o el GIGYF1. En las personas sin demencia, por el contrario, las rutas genéticas más modificadas tienen que ver con el estrés oxidativo o las células de la glía.
Tras un año de trabajo los investigadores se están centrando ahora en otros colectivos que también participaron en la muestra, como personas con trastorno de espectro autista.
Federico Martinón, coordinador del grupo GenViP y jefe de servicio de pediatría del CHUS, señala que de momento es muy pronto para ver la correlación clínica. Es decir, aunque se constata que la expresión de los genes va en dirección contraria a la enfermedad bajo el estímulo musical, «no sabemos si eso va a permitir un beneficio terapéutico o si podremos hacer dianas terapéuticas».
Pese a lo que se cree comúnmente, apuntó Laura Navarro, coordinadora del proyecto, la música no solo afecta a las emociones sino que repercute en procesos cognitivos, como son la memoria o la atención. Nada impacta más en el cerebro que la música, dijo en su momento el neurocientífico Stefan Koelsch.
Un llamamiento para pedir recursos
Precisamente para seguir avanzando en este proyecto los investigadores, unos 50 de distintas disciplinas, necesitan recursos. Al tratarse de un campo en la frontera del conocimiento es complicado acceder a las convocatorias tradicionales. Los científicos no han obtenido ninguna a nivel nacional y ahora lo intentarán con los fondos europeos. También han llamado a las puertas de empresas gallegas sin éxito, a excepción de algunas como Gadisa o Paideia.
La presentación de los resultados de Sensogenoma sirvió para dar a conocer la segunda fase de la investigación, que tendrá lugar en unas semanas. Los próximos 29 y 30 de septiembre se celebrará esta segunda edición con un nuevo concierto de la Real Filharmonía en el Auditorio de Galicia de Santiago en la que tanto esta agrupación como su director, Baldur Bronnimann, han puesto un gran empeño, «como novidade imos a facer dúas partes contrastantes para ver se a resposta é diferente», indicó Sabela García Fonte, directora técnica de la Filharmonía, quien animó a apostar por ciencia y cultura «porque ese é o noso futuro».
El viernes 29 el concierto será solo para las asociaciones de pacientes y el sábado 30 se abrirá al público general, que pueden formar parte de este concierto singular adquiriendo una entrada con el precio simbólico de tres euros.