Castros y cruceiros, los bienes culturales que más peligro corren en la provincia
SANTIAGO CIUDAD

Patrimoniogalego.net y Apatrigal vigilan los espacios de forma altruista
21 ago 2023 . Actualizado a las 21:03 h.La riqueza patrimonial es uno de los principales atractivos de Galicia, pero no siempre quien posee un bien de interés o lo visita tiene un comportamiento adecuado para preservarlo, sea por acción, omisión, negligencia o falta de medios que garanticen su buen estado. Y las administraciones que deben velar por su cuidado no tienen capacidad o no asignan medios suficientes para hacerlo.
Con todo, la Consellería de Cultura señala la estrecha colaboración entre las administraciones para proteger el patrimonio cultural y resalta que se ha reforzado en un 14 % el presupuesto para la conservación, restauración e investigación del patrimonio. También destaca la campaña «Por outros tantos máis» con la que promueve el cuidado del patrimonio de Galicia.
En teoría, la catalogación como elemento BIC (Bien de Interés Cultural) garantiza su protección, pero cuando este reconocimiento se aplica, por ejemplo, a los petroglifos, que suelen estar ubicados en lugares apartados y sin identificación que informe sobre su verdadero valor, sobre ellos pesa el riesgo de sufrir deterioros irreparables por trabajos de roza, plantaciones forestales, ignorancia o actos vandálicos. De los 781 BIC reconocidos en Galicia, 141 están en la provincia y una parte significativa de ellos no gozan de buena salud. Lo mismo ocurre con otros bienes que no cuentan con esa calificación y, que en algunos casos, se están desmoronando.
Pese a que no tienen competencia alguna, más que el interés altruista, hay asociaciones y entidades sin ánimo de lucro que asumen estas tareas de vigilancia y denuncia pública.
El colectivo Patrimoniogalego.net, con una página web del mismo nombre, da buena cuenta de ello en su Catálogo Social do Patrimonio, que incluye 120 elementos en peligro a los que le otorga su bandera roja. Cuarenta y nueve de ellos están en la provincia, y en su listado hay varios elementos BIC. La mayor parte de estas bandera rojas corresponden a castros y cruceiros, pero también a rectorales, iglesias y viviendas históricas. La reciente y sospechosa salida a la venta de un cruceiro barroco por el precio irrisorio de un euro, pese a ser una pieza atribuida a Conxo (Santiago) y datada a finales del siglo XVII, evidencia que estos elementos no gozan de una merecida protección.
Los bienes patrimoniales incluidos en la lista roja de Patrimoniogalego.net son: Fábrica de papel (Lousame), Pazo de Trasouteiro (Brión), Pazo do Casal (Brión), Pombal de San Fins (Brión), Capela de San Clemente (Brión), Cruceiro de San Clemente (Brión), Mina y Fonte de Trasouteiro (Brión), Poboado de Espiñeira (Noia), Rectoral de Trasmonte (Ames), Petroglifo do Souto (Ames), Mámoa das Madorras (Ames), Muíños de Bares (Mañón), Peñón da Eirexa Vella (Mañón), Ara de Lesende (Lousame), Cruceiro de Ces (Lousame), Castro de Coiradas (Outes), Cristo dos pombeiros (Outes), Torre de San Lourenzo (Outes), Cruceiro de Santo Ourente (Outes), Pazo do Espiño (Santiago), Castro de Currais (Santiago), Fábrica do Pego (Santiago), Reitoral de San Martiño (Mesía), Castro de Mesía, Castro de Imo (Dodro), Xacemento do Riasós (Dodro), Reitoral de Buxán (Rois), Castelo de Fontán (Sada), Iglesia de Chacín (Mazaricos), Capela das Flores (Aranga), Mosteiro de Santa María (Monfero), Marco de Lampai (Teo), Fonte de Moraime (Muxía), Castro de Barbeira (Santa Comba), Castro de Ans (Carral), Capela de Branzá (Arzúa), Castro de Loureda (Boqueixón), Cruceiro de Loxo (Boiro), Cruceiro de Abuín (A Pobra), Cruceiro Vello (Teo), Capela do Freixo (Noia), Castro de Lago (Valdoviño), Castro de Santa Mariña (Ferrol), Mámoa de Monte Castelo (Ferrol), Castro da Ermida (Ferrol), Castro de Castro (Narón) Castro do Morro Canide (Oleiros), y la Torre da Penela (Cabana de Bergantiños),
Registrar todos los cruceiros de Galicia con su exacta ubicación y disponer de datos sobre cada pieza es una es una tarea que desde hace tiempo asume un particular, Fernando Ávila, que cuenta con la colaboración de personas anónimas y también de miembros de Apatrigal, la Asociación para a Defensa do Patrimonio Cultural Galego. Para hacer públicos sus trabajos, Fernando Ávila creó de una página web propia, cruceirosdegalicia.xyz. Hasta el momento él y sus colaboradores han identificado más de 9.700 cruceiros repartidos por toda Galicia y su cómputo no para de crecer. De ellos, más de 3.100 están en la provincia de A Coruña. De todos ellos destacan el de Melide (siglo XIV), el más antiguo que se conserva en Galicia, mientras que de entre el siglo XIV y el XV destaca el Cruceiro de Francos (Teo) y el do Home Santo de Bonaval (Santiago), fechado en el siglo XV. O Cruceiro «bonito» de Abegondo, el del cementerio de de Santa María A Nova (Noia), Vilariño (Rois), Vamiro (Vimianzo), el de la Colegiata de Santa María do Campo (A Coruña), el Cruceiro dos Carrís (Cedeira), el de Santa María das Areas (Fisterra) y el de O Tapal (Noia), con considerados por Apatrigal como elementos «imprescindibles» y repartidos por la provincia. Y en la categoría de curiosos incluye, en el ámbito de A Coruña, los de Ortoño (Ames), Santa María A Antiga (A Pobra), dos en la zona de Louro (Muros), y Cariño (A Coruña).
Extremar el cuidado del cruceiro más antiguo es una de las tareas que de forma preventiva asumen en el Museo Terra de Melide. Cada año por estas fechas, coincidiendo con las fiestas patronales, Xurxo Broz y Cristina Vázquez recuerdan a todas las administraciones implicadas en el cuidado del patrimonio que este cruceiro debe tener una protección especial, ya que está ubicado en el corazón del campo de la fiesta, por lo que siempre se instala una valla protectora para salvaguardarlo. Ambos apuestan por la educación para evitar males irreversibles. «A falta de coñecemento do propio fai que a xente non o valore», afirma la arqueóloga Cristina Vázquez.
Además del trabajo de patrimonio.net, la asociación Hispania Nostra, a la que está vinculada Apatrigal, tiene su propio censo de banderas rojas en la provincia. Son 29 y están en peligro pero hay cuatro recuperados. En su listado lo forman la Casa de Felipe Bello (Mugardos), Torres de Cillobre (Laracha), Teatro Rena (A Coruña), Pazo A Rectoral (Zas), Casa da Luz (Betanzos), Igrexa San Pedro (Feás), Castelo de Mesía, Casa A Vacariza (Dumbría), Telleira de Quintáns (Rianxo), Rectoral O Canedo (Monfero), Casa da Serea (Mugardos), Capela San Xoán (Ortigueira), Pazo de Baldomir (Bergondo), Casa da Cadea (A Pobra), Torre da Penela (Cabana de Bergantiños), Pazo de Goiáns (Boiro), Rectoral de Corcoesto (Cabana de Bergantiños), Parque enciclopédico (Betanzos), Casa do Cortés (Bergondo), Casa Bailly (Cambre), Convento das Donas (Betanzos), Pazo do Casal (Brión), Barrio Vello (Ferrol), Santa María de Monfero (Ferrol) y el Sanatorio de Cesuras. Y como bienes recuperados contabiizan la Ermida de San Bartolomeu (Monfero), los murales de la iglesia de San Xulián de Mesía y el Dolmen de Moruxosa (Toques), además de la Torre de Hércules de A Coruña.

La Torre de Hércules y la Finca do Espiño, el contrapunto positivo
La radiografía del estado de salud de patrimonio de la provincia también incluye historias con final feliz, o al menos con una solución a medio plazo. La Torre de Hércules, declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 2009 y símbolo de A Coruña, permaneció entre abril del 2013 y mayo del 2014 en la lista roja de la asociación Hispania Nostra, no porque la estructura del único faro romano que se conserva estuviese en peligro, sino porque en su entorno se llegó a proyectar una urbanización, que finalmente no se materializó.

El registro de la asociación Patrimoniogalego.net incluye en su lista roja el palacete de principios del siglo XX de A Finca do Espiño de Santiago, en el que se planteó otro proyecto de aprovechamiento urbanístico. Con el edificio en estado ruinoso y a punto del desplome, el Concello inició su recuperación, pero el elevado deterioro provocó que los fondos previstos se utilizasen para consolidar la estructura, por lo que es necesario una nueva inyección económica para recuperar este referente compostelano de la edad contemporánea.