Más de 28.000 hectáreas ardieron en 8.263 incendios forestales desde el 2000 en Compostela y los concellos que la rodean

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

La Xunta adelanta la aprobación del Pladiga, dotado este año con casi 200 millones de euros.
La Xunta adelanta la aprobación del Pladiga, dotado este año con casi 200 millones de euros. Merce Ares

El que mayor superficie calcinó fue el que se declaró en Dodro hace cuatro años, a causa de una avería en una torre eléctrica

05 jun 2023 . Actualizado a las 14:18 h.

A las puertas del verano, arranca la campaña de máximo riesgo de incendios forestales. Todas las circunstancias se conjugan en una coctelera de contenido altamente inflamable en esta época, caracterizada por el aumento de las temperaturas, la acumulación de varias semanas sin lluvias y una vegetación que crece en Galicia con brío y favorece la propagación de las llamas. Desde comienzos de siglo, ardieron en Santiago y los 24 concellos que rodean a la capital gallega más de 28.000 hectáreas. Fueron, exactamente, 28.105 (de las cuales 14.631 era terreno arbolado y 13.474 raso), según datos de la Consellería do Medio Rural.

En estos 22 años, hasta finales del 2022, se produjeron en la zona 8.263 incendios forestales. Esto supone una media de uno al día. Y, aunque pueda parecer de entrada una cifra bastante elevada, no lo es comparación a los registros históricos, teniendo en cuenta además que nos encontramos en uno de los distritos forestales más extensos a nivel autonómico (el III, conocido como el de Santiago y meseta interior) y abarca incluso parte de algún otro distrito colindante.

¿Y cuál fue el incendio más grave de los últimos años? Si se tiene en cuenta la superficie quemada, fue uno que se declaró en Dodro hace cuatro años. Se originó en la primavera del 2019, el 25 de marzo, en la parroquia de San Xoán de Laíño a las ocho de la tarde y calcinó 1.192 hectáreas de este municipio y de uno limítrofe, Rianxo.

Fue un operativo difícil, que duró cuatro largos días, en los que el fuerte viento y sus constantes cambios de dirección jugaron en contra de los profesionales de los servicios antiincendios, quienes tuvieron que emplearse a fondo y lograron extinguir definitivamente las llamas 64 horas después de que las comenzasen su avance, el día 28. «Ardía ata a terra», relataban tras el suceso los comuneros de Cruzo do Avelán, cuyos terrenos se vieron afectados.

Aunque muchos incendios suceden por causas naturales, cuando no son provocados por la mano del hombre, en este caso se originó por una avería en un poste eléctrico del lugar de Bexo, tal y como pudieron confirmar la Policía Autonómica y agentes forestales. Las chispas que provocó cayeron al suelo e iniciaron la debacle.

Un ejemplo de recuperación: O Pedroso, un monte replantado tras el azote de las llamas

El escenario que deja a su paso un incendio forestal es desolador y, una vez apagadas las llamas, el reto es recuperar el terreno perdido. Un ejemplo de reforestación muy próximo es el de O Pedroso, un monte replantado tras varios incendios registrados en este pulmón verde de Santiago en el verano del 2006, en los que se quemaron más de 400 hectáreas, con el coste natural y económico que eso conlleva

Al año siguiente se impulsó un plan de trabajos de repoblación forestal para O Pedroso, que incluyó la restauración de la cubierta vegetal arbolada. Además de cortar y eliminar los pies afectados por el fuego, se plantaron 14.262 nuevos pinos, 12.618 robles, 139 castaños, 907 alcornoques y 604 arces. También se llevaron a cabo tratamientos para el control de brotes de acacia, el mantenimiento de cortafuegos y la mejora de las pistas forestales para evitar, en la medida de lo posible, una desgracia similar.

En el 2009, la Xunta redactó un nuevo proyecto para el mantenimiento de la zona replantada que conllevó mejoras en la infraestructura de defensa contra los incendios en O Pedroso, donde al amparo de este segundo plan se plantaron más árboles: 6.205 pies de pino, 2.765 de abedul, 250 de castaño, además de 880 de otras especies frondosas.

Tras estos dos proyectos, la Consellería do Medio Rural constata que «continuouse e continúase co mantemento destas repoboacións». Todos estos esfuerzos de pueden ver en el monte, ya que casi todos los árboles de entre 10 y 15 años son fruto de estas dos grandes replantaciones.