Francisco Prieto apela a una fraternidad real al tomar posesión como arzobispo de Santiago

Olimpio Pelayo Arca Camba
O. P. Arca SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Las autoridades y fieles que llenaban la Catedral aplaudieron en pie al prelado ourensano tras recibir la mitra y el báculo episcopal

04 jun 2023 . Actualizado a las 19:07 h.

Francisco José Prieto Fernández (Ourense, 1968) tomó posesión el sábado en la Catedral compostelana como nuevo arzobispo de Santiago, en una solemne ceremonia que contó con la participación de cerca de treinta cardenales, arzobispos y obispos españoles, así como del nuncio apostólico, Bernardito Auza. Al inicio de la eucaristía se dio lectura a las Letras Apostólicas por las que el papa Francisco nombró a Prieto Fernández arzobispo metropolitano compostelano, al considerarlo «debidamente preparado y experto en los quehaceres» de una iglesia en la que ha sido obispo auxiliar en los dos últimos años.

Tras cubrirse con la mitra y recibir el báculo episcopal, el nuevo arzobispo se fundió en un largo abrazo con su antecesor, Julián Barrio (quien con 76 años renunció tras tres décadas de ministerio episcopal), y a continuación con los obispos de la provincia eclesiástica, entre los aplausos de las autoridades y fieles que llenaban la Catedral puestos en pie.

En su homilía, monseñor Prieto defendió una Iglesia «sinodal y samaritana», indicando que es momento de preguntarse «si estamos todos dispuestos a mirar el futuro en clave de Evangelio»; señaló a continuación que ese futuro «chámase quizais pequeno rabaño; o reto non é ser moitos, senón ser significativos». Apeló a la búsqueda de «unha verdadeira fraternidade á que convido a todas as autoridades aquí presentes. Temos unha tarefa común: construír xuntos espazos de convivencia e humanidade. Os homes e mulleres deste tempo, especialmente os que máis sofren os golpes desta crise, e das guerras que aínda nos axexan, merecen todo o noso esforzo e empeño. Comparto con vós o desexo de traballar xuntos, dende o respecto e o diálogo, en favor do ben común». Mostró su intención de ser un obispo para todos «nunha Igrexa, esta que peregrina en Santiago de Compostela, que ten que procurar ser fogar onde todos cabemos».

Lo escuchaban, entre otros, el que fuera arzobispo compostelano, el cardenal emérito de Madrid, Rouco Varela; y los anteriores obispos auxiliares de la archidiócesis Ricardo Blázquez, Luis Quinteiro Fiuza y Jesús Fernández. La toma de posesión de Francisco Prieto contó con la asistencia del presidente de la Xunta, Alfonso Rueda; del presidente del Parlamento de Galicia, Miguel Santalices; del segundo teniente de alcalde y edil de Relaciones Institucionales de Santiago, Sindo Guinarte; del rector de la USC, Antonio López; y del general Juan Francisco Arrazola, jefe del Mando de Apoyo a la Maniobra.

El emotivo relevo en el Arzobispado

Francisco Prieto y Julián Barrio mostraron su mutuo afecto en la ceremonia desarrollada en la Catedral de Santiago

 

La toma de posesión de Francisco Prieto como arzobispo compostelano constituyó un emotivo relevo. No en vano fue Julián Barrio quien ordenó al ourensano obispo auxiliar en la Catedral compostelana el 10 de abril del 2021. Y el sábado recordó en su alocución que monseñor Francisco llegó a Santiago «con una rica experiencia espiritual y con grandes saberes avalados con el testimonio de una actitud pastoral orientada por la bondad, la inteligencia, la sencillez y el afecto fraterno».

El nuevo arzobispo, en la salutación previa a la homilía, agradeció a Barrio su entrega y su trato con afecto paterno, siempre con una cercanía de hermano. Y también que el emérito mantenga su residencia en la ciudad: «Gracias por quedarse entre nosotros, don Julián. Esta casa del señor Santiago es su casa».

Prieto sintió la emoción de tener a su lado a su familia el día de su toma de posesión como arzobispo de Santiago. Su hermano realizó la primera lectura de la misa, y junto con su esposa y sus hijos, en la procesión de ofrendas entregaron al prelado pan, vino y agua para la celebración de la eucaristía. Otro momento emotivo llegó tras el vuelo del botafumeiro mientras sonaba el Himno al Apóstol Santiago, cuando correspondió al arzobispo dar en nombre de toda la diócesis el abrazo al santo que la pandemia ha vetado a los fieles.

Era al final de una solemne ceremonia iniciada a las 11 horas, cuando la comitiva integrada por Prieto, Barrio y el nuncio apostólico, Bernardito Auza, era recibida en la puerta de la Catedral por el cabildo metropolitano. Tras venerar el lignum crucis, se dirigieron en procesión a la capilla del Santísimo, para orar unos momentos ante el Santísimo Sacramento, y dirigirse luego a la sacristía para revestirse para la celebración de la misa estacional.

Fue el nuncio apostólico quien comenzó oficiando la eucaristía, que pasó a presidir el arzobispo desde la cátedra episcopal, después de haber recibido la mitra y el báculo que formalizaba el relevo al frente de la archidiócesis, entre aplausos de los fieles puestos en pie. Unos aplausos que ganaron en intensidad en el prolongado abrazo entre el prelado ourensano y el emérito, al que siguieron los de obispos de la provincia eclesiástica, y la felicitación de sacerdotes, religiosas y laicos en el presbiterio. La misa continuó ya bajo la presidencia de monseñor Prieto, con dos concelebrantes de excepción: a su derecha, el nuncio Bernardito Auza; y a su izquierda, monseñor Julián Barrio.

Francisco Prieto pronunció su primera homilía como arzobispo en castellano y gallego. También en gallego saludó «aos meus irmáns da provincia eclesiástica de Santiago, desta igrexa en Galicia, cunha vivencia da fe, cunha lingua e cunha cultura propias. Un pobo fiel que estamos chamados a coidar, a acompañar e a agarimar. Sempre cos pés na terra, e coa mirada aberta, con morriña da terra e con vocación peregrina». Iglesia a la que insta a retomar el camino trazado por el Sínodo Diocesano 2016-2017, en actitud de salida, sin mostrarse avasalladora ni provocadora: «O papa Francisco máis ben úrxenos a ser humildes e testemuñais, pero non acomplexados». Habló de dejar atrás dudas y temores, para ser «actores da misteriosa fecundidade do espírito. Como foi María nosa nai, como foi o Apóstolo Santiago. Que eles nos acompañen e nos procuren do Señor un chover miudiño de fe, esperanza e caridade», concluyó.