Los robos ahogan al Ensanche de Santiago: «Cada día hay más y son más descarados»

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Un comercio de la calle del Hórreo en el que robaron tras forzar la puerta
Un comercio de la calle del Hórreo en el que robaron tras forzar la puerta Sandra Alonso

Los comerciantes alertan de una oleada de hurtos desde la pasada Navidad

27 may 2023 . Actualizado a las 21:49 h.

Los robos y pequeños hurtos forman parte del difícil día a día del comercio. En Santiago y en cualquier otra ciudad, para desgracia de un sector que es vital en la economía local pero que rara vez recibe la atención que merece. En las tiendas se han acostumbrado a que haya mercancía que desaparezca sin dejar en la caja su valor, pero en el Ensanche compostelano esta situación ha empeorado en los últimos meses, con incidentes cada vez más frecuentes que tienen intranquilos a los responsables de muchos negocios, que se sienten ahogados por una oleada creciente. «Cada día hay más robos y son más descarados», asegura José, encargado de la boutique que la marca Sfera tiene en la calle Xeneral Pardiñas.

Y es que en este establecimiento han sufrido varios incidentes en las últimas semanas. Tienen dos «habituales» a los que han sorprendido y denunciado en numerosas ocasiones, pero que de un modo u otro acaban siempre en la calle y no pisan la cárcel. Uno de los últimos sobresaltos lo vivieron con una chica que entró en la tienda «y en cinco minutos cogió un montón de ropa y salió con ella por la puerta con alarmas y perchas incluidas», recuerda José. A esta ladrona le dio exactamente igual que la alarma sonara y que la vieran llevarse las prendas. «Echó una carrera y se metió en otro comercio, pero como también era de El Corte Inglés volvió a sonar la alarma y ya apareció la policía», añade el encargado de la cadena.

Lo que aconteció después resume perfectamente los sinsabores a los que se enfrenta con demasiada frecuencia el sector. «No nos quería devolver la ropa pese a que estaba allí la policía y a que las prendas todavía llevaban puestas las alarmas, se puso en actitud desafiante», relata.

Otro de los comercios del Ensanche que está padeciendo este incremento en los robos, una tendencia que perciben que se está produciendo desde la pasada Navidad, es Ebony, otra tienda de ropa situada en la calle Xeneral Pardiñas. «Siempre ha habido robos y van un poco por temporadas, pero en los últimos meses van a más, sobre todos los fines de semana», explica Victoria, responsable del negocio. «Cada vez actúan con más descaro y el problema es que sufrimos la falta de seguimiento policial porque al final vemos que los delincuentes se mueven casi con total impunidad», añade.

Y es que los comerciantes se quejan de que por mucho que denuncien, los ladrones les siguen acechando. «Al final, te cansas y ya casi ni denuncias, porque casi te causa más trastorno tener que ir a la comisaría que asumir que te han robado», se lamenta Victoria, de Ebony.

El problema es que, aunque la policía siempre atiende sus llamadas, cuando llegan suele ser tarde y el ladrón se ha ido, por lo que en muchas ocasiones acaban enfrentándose ellos a los delincuentes. «No deberíamos hacerlo, porque suelen ponerse violentos, pero al final no queda otra porque te da rabia que se salgan con la suya y no puedes evitar actuar. La verdad es que es una situación difícil», reconoce José, de Sfera.

De la sustracción de mercancía a forzar la puerta para llevarse el dinero de la caja

Los tipos de robos a los que tiene que hacer frente el comercio son fundamentalmente dos: el hurto de mercancía en horario de apertura del negocio o que fuercen la puerta cuando la tienda está cerrada para llevarse el dinero de la caja.

De esta última modalidad el Ensanche vivió una oleada de robos en el primer trimestre del año. Entre las víctimas estuvieron la clínica estética Náyade, en la calle del Hórreo, y la tienda de ropa Granatte, en Doutor Teixeiro. La primera por partida doble, porque en apenas una semana vio como forzaban la puerta dos veces para poder coger todo lo que había en la caja.

Lo sucedido en estos dos establecimientos hizo que muchos comerciantes tomaran nota e intentaran aumentar la seguridad. «Yo ahora dejo siempre una luz encendida en el escaparate, para que al menos se vea si quieren entrar a robar», explica Carmen, responsable de la boutique para mujer Kookaï Naf Naf, situada en Doutor Teixeiro. Lo que no han podido evitar son los pequeños hurtos «que son muy difíciles de controlar», admite. «Muchas veces entras al probador y ves que han arrancado las alarmas de las prendas», añade.

En el Ensanche compostelano hay otros comercios que, pese a ser víctimas constantes de los pequeños hurtos, ya lo ven como algo cotidiano que no les causa mayor alarma. Es el caso de la cadena de productos cosméticos Kiko Milano, en Xeneral Pardiñas. «Es habitual y esta misma semana nos ha pasado, ya que muchos de los productos que vendemos son de pequeño tamaño y es más fácil que se los lleven», señala una de las dependientas del establecimiento.