Adiós a Avelino Franco Grande: se va otro referente de esa estirpe de médicos humanistas gallegos

Ayer nos llegó la noticia del fallecimiento de Avelino Franco Grande. Nunca es buen momento para dejar la vida, pero cuando esa vida ha sido plena, esta plenitud nos sirve de consuelo a los que te queremos.

Naciste en Tomiño, en 1937 y tras estudiar medicina en Santiago de Compostela, te formaste como anestesiólogo en Alemania, pero fuiste sobre todo un médico humanista, de esa estirpe de galenos humanistas gallegos, que nos están dejando, y de los cuales solo nos queda su obra y su recuerdo.

Da la sensación de que la tecnología, esa que tanto nos está ayudando a tratar a nuestros pacientes, está relegando al humanismo de nuestra profesión. Falta reflexión y análisis y eso es lo que siempre tú has hecho. Reflexionar y analizar. De la vida en general y de la medicina en particular. Y dentro de esa reflexión que buscaba respuestas, siempre te preocupó la historia de nuestra querida profesión.

Además de humanista, fuiste siempre un maestro, pero nunca te atrajo la vida académica. Lo tuyo siempre fue enseñarnos en el quirófano, enseñarnos como los clásicos, con el enfermo delante y muy especialmente cuando el enfermo era un paciente pediátrico. Lo conseguiste y creaste escuela y te gustará saber, que aún hoy en día, a los residentes de nuestro servicio les explicamos cómo podías anestesiar a un neonato de menos de 1 kilogramo de peso, con un respirador Engstrom 300.

Estas últimas palabras, solo las entenderán los anestesiólogos con años de experiencia, pero como recordarás, el emblema de la Confederación Latinoamericana de Sociedades de Anestesiología dice anaesthesia deorum ars [anestesia arte de los dioses].

Cuando recuerdo —y lo hago muchas veces— cómo tratabas a aquellos pequeños pacientes, creo que esa frase latina no está totalmente errada.

Te vas, pero nos dejas muchas cosas. Tus libros, tus artículos, algunos de ellos publicados en las revistas más importantes de la especialidad, tus enseñanzas, tus proyectos pendientes… pero sobre todo nos dejas tu recuerdo y tu amistad.

Firmo triste y emocionado estas palabras únicamente por razones de edad. No tengo ningún otro mérito para hacerlo, pero quiero que sepas que no son mías. Son de todo tu servicio y con ellas solo queremos manifestarte a ti y a tu familia, Rosa, Andrés, Rosa María y Susana, nuestro respeto, admiración y cariño.

Descansa en Paz viejo amigo.

Julián Álvarez es jefe del Servicio de Anestesiología, Reanimación y Tratamiento del Dolor del CHUS y decano de Medicina de la USC

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