La pareja que no tuvo miedo a dejar Suiza para abrir unas cabañas de madera en Santiago y en seis meses ya tiene premio

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

Cabañas Compostela, abiertas por Pablo Pensado, hijo de emigrantes gallegos, y su mujer, se une a una amplia lista de refugios ubicados en el entorno de Santiago, cuya demanda no deja de crecer, máxime en estos días

12 feb 2023 . Actualizado a las 16:23 h.

La moda de las cabañas de madera construidas sobre y entre los árboles arrasa desde hace años en Galicia. Su tirón se disparó con la pandemia y luego no decreció, lo que ha facilitado que tanto en Santiago como en sus concellos cercanos prosperen o se amplíen proyectos relacionados con este tipo de turismo.

Las últimas en ponerse en marcha en la zona, y que se convierten en las primeras abiertas en un entorno natural dentro de la propia capital gallega -en la zona de O Avío-O Romaño-, son Cabañas de Compostela, una iniciativa que el suizo Pablo Pensado, hijo de un matrimonio de Mazaricos y Zas que emigró hace décadas al país helvético, empezó a proyectar en el 2018, cuando solo tenía 25 años, inaugurándolo a finales del pasado agosto. «A pesar de estar la temporada de verano ya avanzada, abrimos en ese momento porque fue cuando recibimos la licencia. Aún así, fue una alegría ver que la acogida, desde el primer día, era muy buena; hasta noviembre, cuando ya bajan las reservas, llenamos casi al 100 %», evalúa satisfecho, razonando su determinación.

«Yo hasta que me vine había trabajado en el sector de los seguros y en hostelería. No había regentado nada turístico, pero veía que en Los Alpes ya despuntaban las cabañas como destino turístico. Cerca de esas montañas nací yo. Mis padres emigraron a Bellizona, la capital del cantón suizo de Ticino, cerca de la frontera con Italia», encadena, pensando ya en Galicia. «En el año 2000 ellos habían comprado esta finca en Santiago, situada en la calle O Casal da Horta, con la intención de volver, pero mi hermano mayor enfermó en ese momento de cáncer y lo postergaron. Ya recuperado, lo quisieron retomar, pero no pudieron construir una vivienda al prohibir la normativa vigente destinar un terreno de uso rústico a un fin residencial», aclara desde la parcela. «Yo también estaba ligado a Galicia, donde había pasado muchas temporadas de vacaciones. Quise instalarme aquí junto a mi mujer, Rafaella Amaro da Silva, que me apoyó y se vino conmigo desde Suiza, y pensé en destinar esa propiedad familiar a este otro fin, sí permitido por la ley», remarca. «Me animó que distintos vecinos, que se acercaban al principio a ver el proyecto, me trasladasen su apoyo. Decían que podría ayudar a revalorizar la zona», añade.

«No dudé que en Santiago podría tener tirón al no haber nada igual y por el plus de estar ubicado en un entorno natural, próximo al Monte Pedroso y el río Sarela, y a menos de dos kilómetros del casco histórico. Junto a la parcela que tenían mis padres compré más terreno», sostiene señalando un bosque cercano a los 6.000 metros cuadrados. «La clientela valora mucho esta tranquilidad», remarca, aclarando que, del total de visitantes, cerca del 40 % procede de fuera del país. «Nos llegan turistas de países como México, Honduras o EE.UU, pero, sobre todo de Francia y Australia. Yo esto último lo achaco a su familiaridad con el medio natural», señala. «Algo que también nos llama la atención es que, además de las familias con niños y los clientes con mascota, son los visitantes de Canadá los que más cubren los 10 kilómetros del paseo del río Sarela. No sé si será por su costumbre de pasear entre los ríos», reflexiona sonriendo, aclarando que de las seis cabañas disponibles tres cuentan con dos habitaciones -en ellas se alojan, principalmente, familias o grupos-, a un precio que oscila entre los 90 y 150 euros, según la temporada, y las tres restantes ofrecen el añadido de una bañera de hidromasaje, con un coste de entre 130 y 170 euros. «Desde dos de ellas se ve la catedral», desliza ilusionado.

«No nos lo esperábamos, pero a mediados de enero recibimos el Traveller Review Awards 2023 de Booking por las buenas reseñas que obtuvieron las cabañas, con una puntuación de 9,3. Saber que en solo seis meses nos situamos entre los alojamientos de Santiago más valorados en esa plataforma, anima mucho», acentúa ilusionado.

Una cabaña urbana a escasos metros del Obradoiro

Antes de que en el verano del 2022 abriesen estas Cabañas de Compostela, la posibilidad más aproximada con la que contaban los turistas que estaban Santiago y querían optar por uno de estos establecimientos, era descansar en Inferniño, un alojamiento urbano ubicado en Raxoi, a escasos metros del Obradoiro y que, a pesar de lo que sugiere su nombre, ofrece un oasis de tranquilidad. Junto a cinco apartamentos de diseño, se sitúa en un jardín una cabaña urbana de madera con vistas a la catedral de Santiago.

Abierto por el compostelano Tono Mugico en el 2019, por el establecimiento ya han pasado desde entonces tanto actores conocidos, como Dani Rovira, Blanca Suárez o Javier Rey, como altos directivos.  

Inferniño. Una cabaña urbana situada en el jardín de un establecimiento turístico ubicado en Raxoi, a escasos metros del Obradoiro. Se trata de un refugio con capacidad para cuatro personas, muebles de castaño gallego y una bañera de granito al aire libre hecha a medida.

Moradas no Ulla, las minicasas de Teo que también se fabrican para terceros

Un año antes, en agosto del 2018 nacía en Teo, en Freixeiro, cerca del río Ulla y del área recreativa de O Xirimbao, Moradas no Ulla, el primer proyecto de cabañas turísticas de la zona cercana a Santiago. Impulsado por Fran Devesa, esta iniciativa turística incluía ya de partida las tres minicasas de 9 metros por 3 que ofrece en la actualidad y que atesoraban la particularidad de ser transportables.

El proyecto, tras superar y relanzarse tras la pandemia, no ha dejado de crecer en popularidad. «Agora vai mellor que nunca. Estamos moi contentos, tamén polas valoracións da xente. Creo que os clientes, que moitos proceden de núcleos urbanos, aprecian poder estar na natureza, nesta tranquilidade. Tamén a atención personalizada, o coidado que tratamos de poñer. Por iso optei por continuar con só tres cabañas», razona Devesa, aclarando que en los últimos meses sí incorporó a cada alojamiento una pequeña piscina. «É como unha alberca de auga natural, que a xente agradece no verán, ao estar quentiña», añade con empuje.

«Dende o principio moitos clientes preguntaban por se as cabañas, ao ser transportables, se podían mercar; querían saber o seu custe. Nestes anos fixemos varias para terceiros», explica, recordando que alguno de estos módulos se fueron para Asturias. «Incluso, pedíronnos un para a Bretaña francesa, pero iso ao final non foi adiante», evoca. «A xente quéreos para un uso variado, xa sexa como segunda vivenda ou como estudo de traballo. Vendéronnse tamén varias como aloxamentos turísticos», encadena. «Nas próximas semanas lanzaremos un proxecto, con web, para comercializalas», avanza satisfecho por lo logrado. 

Moradas no Ulla, en el lugar de Freixeiro, en Teo. Son tres exclusivas cabañas. Ocupan cada una 27 metros cuadrados, al lado del río Ulla y cerca del Xirimbao. Destacan por su diseño y un interiorismo de inspiración nórdica. Están provistas de un baño con ducha de chorros de hidromasaje, cama de 150 centímetros, cocina equipada, sofá-cama, aire acondicionado, calefacción, televisión, wifi, libros y juegos. 

Enoturismo María Manuela, en Boqueixón, con bodega y vino

También agradecidos por la buena marcha del proyecto se muestran desde Enoturismo María Manuela, una iniciativa familiar que abrió en noviembre del 2019 en Pazo, en Boqueixón, en una hermosa carballeira que linda con una plantación de vino. Un singular alojamiento de seis cabañas, todas con jacuzzi, con las que Nieves Millán y su marido, Moises Rodríguez, cumplían el sueño de recuperar las tierras que vio ella al crecer. 

«A verdade é que non temos queixa, ata aquí vén moita xente, sobre todo persoas que buscan desconectar», aclaran desde el propio complejo. «Moito do noso turismo é nacional, pero tamén fan reservas moitos visitantes de Italia, Francia ou, sobre todo, Portugal», añaden con ánimo ante la próxima apertura de otra de las grandes ilusiones de la familia propietaria, un proyecto que la pandemia frenó, hasta ahora. «A idea orixinal era que os clientes puidesen coñecer en vivo como se produce o viño, poder construir no terreo unha bodega. O covid interrumpeu iso, pero agora xa a temos lista. De feito, nesta última colleita elaboramos o noso primeiro viño, un Albariño, con denominación de orixe da subzona da Ribeira do Ulla», explican con entusiasmo. «Nestes meses o viño está reposando sobre lías, a idea é comercializalo este ano co mesmo nome das cabañas», añaden. «O obxectivo é ofrecer á xente que está aloxada a posibilidade de visitar as bodegas, de ter catas. Na nosa mente está fomentar o enoturismo», remarcan. 

Enoturismo María Manuela, en el lugar de Pazo, en Boqueixón: son seis cabañas, una no elevada, enclavadas en una hermosa carballeira que linda con una plantación de vino. Ahí se construyó una bodega. Los alojamientos cuentan con bañera de hidromasaje, aire acondicionado, wifi gratuita y aparcamiento privado. 

Vila sen Vento, en O Pino, ahora con restaurante

En enero del 2020 abría en O Pino, dentro de un complejo rural vacacional ubicado junto al Camino Francés -que cuenta también con dos villas y una casa rural rústica situada a 700 metros-, las cabañas de Vila sen Vento. Este proyecto familiar nació con cinco alojamientos, una capacidad que en el último año se amplió a una cabaña más. «Entre las que tienen más demanda están tanto las dos elevadas entre los árboles como la que incluye dos pisos. Sería como un dúplex», aclara Ana Soler, responsable de las reservas.

El recinto, que se extiende por 40.000 metros cuadrados, incluye extras como piscina exterior, pádel, futbito, minibasket, barbacoas, parques infantiles o camas elásticas para los más pequeños. «En invierno, por semana, es algo más complicado completar, pero en verano las cabañas se llenan. Se acerca gente de toda Galicia y de otras comunidades», detalla, incidiendo en la curiosidad de que los peregrinos no sean la principal clientela de las cabañas, algo que comparten todos los responsables de los alojamientos de la zona compostelana. «En nuestro caso, y al contar también con casa rural, suelen alojarse allí», explica.

Para este 2023 anuncian novedades, como la apertura del restaurante de la casa rural. «En dos o tres meses, ya casi en la temporada de verano, estará funcionando», avanzan. 

Vila sen vento, en O Pino: Hay seis cabañas, tres elevadas, dos en planta y una que cuenta con dos pisos. Cuatro de ellas tienen capacidad para 4 personas y las otras dos para 6. Todas, con una decoración sofisticada y cuidada al detalle; con jacuzzi y fusionadas con el paisaje. La finca cuenta con numerosos extras (piscina exterior, zonas chill out, chiringuito, pistas deportivas, zona de barbacoa, parques infantiles y camas elásticas para los menores). 

Cabanas da Ulla, en Touro, ya con zona de acampada

Seis meses después, en julio del 2020, partía en Dioño, en Touro, Cabanas da Ulla, un proyecto que nació con tres cabañas, ahora ampliadas a cinco, y que tanto llamó la atención por los vivos colores de sus alojamientos como por el tuit con el que la hija del dueño anunciaba su apertura, que se viralizó. «Coincidió que estábamos en el verano de la pandemia. En ese momento mucha gente quiso aplaudir que, a pesar de la dificultad, emprendiésemos», recuerda aún agradecida su autora, Susana Álvarez, mientras explica el por qué de tanto colorido.

«Pintamos las cabañas de llamativos colores porque al ser la finca tan grande, de 42.000 metros cuadrados de extensión, llamaban la atención; eran fácilmente identificables. Nacimos con una roja, azul y amarilla, a las que añadimos una lila y blanca. Estas tres últimas tienen jacuzzi», detalla Susana, recordando más novedades del último año, como la apertura de la zona de acampada, y de una terraza en el bar.

Susana confirma que el proyecto aún retiene su gran acogida inicial. «Es cierto que ahora la demanda no es como el principio, cuando arrancamos ya completos, pero desde siempre la gente se portó muy bien con nosotros, y vuelve. El turismo de cabaña es muy agradecido», sostiene. «Sobre todo en verano, muchos turistas valoran nuestra situación geográfica, muy céntrica dentro de Galicia, lo que les permite acercarse con facilidad tanto a las principales localidades como a la costa», defiende, poniendo también el foco en que gracias a su enfoque sostenible y pet friendly, su gran público mayoritario son, junto a las familias con niños, las parejas con mascotas. 

«Yo misma adopté a mi perro, sabiendo que puede estar con nosotros», concluye sonriendo.

Cabanas da Ulla, en Dioño, en Teo. Cinco cabañas de colores vibrantes. Tres de ellas tienen capacidad para 4 personas y, las dos restantes, para dos. Están ubicadas en un terreno de 42.000 m2 con piscina exterior.