Sabroso, la cocina entre panes con la que tres jóvenes agotan las reservas en su primera semana de apertura en Santiago

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Lo tres propietarios de Sabroso (en la foto, junto a su ayudante de cocina) revelan que lo más complicado de emprender fue todo el trabajo previo, desde la creación de la sociedad hasta elegir a los proveedores. «El proceso de construcción parece muy fácil, pero son miles de cosas a las que, además, nos enfrentamos por primera vez. Ahora viene lo fácil: hacer lo que sabemos», dicen. Cierran los lunes y su horario es de 13.30 a 16.30 y de 20.30 a 23.30 horas (los viernes y sábados, hasta las 1.30 horas).
Lo tres propietarios de Sabroso (en la foto, junto a su ayudante de cocina) revelan que lo más complicado de emprender fue todo el trabajo previo, desde la creación de la sociedad hasta elegir a los proveedores. «El proceso de construcción parece muy fácil, pero son miles de cosas a las que, además, nos enfrentamos por primera vez. Ahora viene lo fácil: hacer lo que sabemos», dicen. Cierran los lunes y su horario es de 13.30 a 16.30 y de 20.30 a 23.30 horas (los viernes y sábados, hasta las 1.30 horas). XOAN A. SOLER

Pablo, Viti e Inés están detrás del nuevo establecimiento, con una carta que cambian casi a diario

08 feb 2023 . Actualizado a las 09:48 h.

Dicen que los comienzos nunca son fáciles, pero ellos al menos han llegado por la puerta grande, llenando su local a diario en la primera semana de apertura. La inauguración de Sabroso en Santiago, emplazado en la rúa Montero Ríos, no ha pasado desapercibida y han sido muchos los que ya han compartido en sus redes sociales fotos del establecimiento en las redes sociales. Detrás del negocio, especializado en cocina entre panes, están tres socios y amigos que se conocieron trabajando en un asador próximo al local en el que han emprendido estos veinteañeros su debut como autónomos. Son Pablo Álvarez (con 27 años, de Redondela), Víctor Bouzas (25, de Ferrol) e Inés Trigo (21, de Santiago).

La acogida, reconocen, ha sido «espectacular» y superó sus propias expectativas. A los dos días ya tenían medio millar de seguidores en Instagram (en 10 días han superado los 1.500). Ayuda, dicen, que Inés sea muy conocida en la ciudad, y está empezando a funcionar también el boca a boca. El suyo es un negocio dirigido «a los amantes de la comida», con una carta muy variada y dinámica que cambia prácticamente a diario. La idea de hacer una apuesta por las elaboraciones que se sirven entre panes se debe a que «es algo que nos encanta a nosotros y que da mucho juego a la hora de crear una variedad de platos diferentes, que van desde hamburguesas a bikinis, tacos, brioches, cruasanes con distintos tipos de rellenos...», indica Pablo, quien se ocupa de la parte de sala junto a la compostelana. Víctor, más conocido como Viti —exalumno del Centro Superior de Hostelería de A Barcia— es el jefe de cocina, de la que salen en este momento siete smash burgers caseras (un estilo americano de hamburguesa en el que se aplasta la carne para crear discos generalmente menos gruesos) que combinan tanto con foie como con pimiento y queso de cabra, carbonara o cecina, rematadas en un pan artesanal «que viene de Málaga, de un obrador con fama de hacer el mejor pan de hamburguesas de España».

También ofrecen otras propuestas al margen de su cocina entre panes, como tataki de vaca, distintos tipos de patatas (con pulled pork, bravas, de trufa y parmesano, con cochinita pibil...) o su «laterío: conservas premium presentadas en una tabla». Hay opciones para celíacos, vegetarianos o veganos y suelen trabajar también con platos fuera de carta. «Todo se hace al momento», destacan, y hasta las salsas son de elaboración propia, en convivencia con la filosofía de la slow food, la comida cocinada con cariño y a fuego lento. De la selección de vinos (en su mayoría nacionales) se encargó Inés y Pablo de la carta de coctelería, que incluye tanto combinados de creación propia como clásicos —con mención especial al eastern standard—.

Con capacidad para unos 50 comensales, aclaran desde Sabroso que trabajan con reserva previa para poder organizar la atención en sala y la actividad en la cocina: «Agendamos un par de mesas cada 15 minutos. Así es más cómodo para nosotros y evitamos que los clientes estén esperando una hora para comer una hamburguesa. De esta forma, podemos atenderlos en tiempo y forma. La prioridad para nosotros no es la cantidad sino la calidad, y dar un buen servicio por encima de todo y mantener el nivel. Por eso mismo se redujo la carta la semana pasada. Se nos iban acabando las existencias para abastecer toda la demanda que hubo y, antes de meter cosas de fuera e improvisar, preferimos dar menos opciones, pero jugar sobre seguro». 

Avanzan, además, que organizarán jornadas gastrómicas de forma periódica. El día 26, por ejemplo, tienen previsto celebrar una aprovechando el género que tienen su cámara de maduración: «Tenemos un par de chuleteros de vaca madurando durante 70 días». ¿Y las siguientes? Habrá distintas propuestas, contestan, desde la jornada de tacos a la de la hamburguesa especial.