Las historias de vida que hay detrás del equipo de rugbi inclusivo de Compostela, Tuxeleires

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Susi (en la foto, con el balón), junto a Anxo (con el dibujo de uno de los jugadores de Tuxeleires que será el logo del equipo) y Rebeca en la plaza del Obradoiro. Son tres representantes del conjunto de rugbi inclusivo santiagués, el segundo en Galicia, con unos 30 integrantes, entre los que hay paridad de género y de personas con o sin una discapacidad. Es una actividad no subvencionada, que aspira a serlo y entrar en competición.
Susi (en la foto, con el balón), junto a Anxo (con el dibujo de uno de los jugadores de Tuxeleires que será el logo del equipo) y Rebeca en la plaza del Obradoiro. Son tres representantes del conjunto de rugbi inclusivo santiagués, el segundo en Galicia, con unos 30 integrantes, entre los que hay paridad de género y de personas con o sin una discapacidad. Es una actividad no subvencionada, que aspira a serlo y entrar en competición. PACO RODRÍGUEZ

Participan tanto jugadores con discapacidad como sin ella y organizan este domingo en el campo de fútbol de Belvís un entrenamiento abierto a todo el que se quiera sumar

02 feb 2023 . Actualizado a las 17:53 h.

Anxo nunca había jugado al rugbi y, tras sufrir un ictus hemorrágico, menos aún se imaginaba haciéndolo. Cuenta que su cirujano le dijo que «nada de golpes fuertes» y sigue su recomendación a rajatabla, a pesar de que es uno de los integrantes de Tuxeleires, el equipo de rugbi inclusivo formado en Compostela por personas con una discapacidad y sin ella. A sus 54 años, el santiagués explica que «había moitísimo tempo que non facía exercicio». «Eu pensaba no rugby como un deporte de choque, moi bruto. Ía con medo ao contacto, pero atopeime cunha actividade que é todo o contrario, para min é confraternidade», indica. Él supo de esta iniciativa en el centro de daño cerebral Sarela y, desde que fue al primer entrenamiento, no ha faltado a ninguno de ellos.

«Por unha parte adestramos e traballamos na coordinación de movementos de forma individual e logo xogamos unha pachanga na que se trata de participar todos, rirnos e pasalo ben. Hai momentos moi simpáticos e teño compañeiros que en vez de correr para adiante cando lles dan a pelota fano lateralmente. Eu, por exemplo, solto a pelota cando vexo que veñen a quitarma. Pero, o realmente importante para min foi volver a relacionarme e ter una vida social. Cando tes un tes un contratempo na vida e acabas cunha discapacidade encérraste en ti mesmo e o rugby é un forma de abrirte á xente, sociabilizar e sentirte valorado. Atópaste con outras persoas que, se cadra, quedaron peor ca ti e están aí loitando, mozos en silla de rodas... imos todos ilusionados a cada adestramento e incluso hai quen pediu que en vez de ser un día ao mes sexan dous», indica este trabajador de la red de centros socioculturales.

Rebeca, estudiante de robótica industrial de 21 años, volvió al terreno de juego «para compartir o rugby con xente de diferentes sitios e características». Conoció la iniciativa por un amigo implicado en su organización y forma parte de las personas sin discapacidad de Tuxeleires que acude a los entrenamientos mixtos. «Aprendes un montón dos xogadores con discapacidade e danche outro punto de vista. A min, persoalmente, axudoume a derribar moitos prexuízos. Velos pasalo tan ben que te anima a seguir, e eles tamén tiran por ti. Se ven que te caes, xa van detrás. Son adestramentos máis light, adaptados ás condicións de cada un. Sobre todo, ensínanse os valores de equipo e que non che vai a pasar nada porque sempre tes a alguén detrás defendéndote», añade.

Susi convive con un problema auditivo y en el segundo entrenamiento se lesionó, pero ni el esguince de tobillo la desmotivó. Cuenta que el rugbi inclusivo «me aporta autoestima y me permite hacer lo que siempre me prohibieron de niña, porque nací en una familia en la que nosotras no podíamos jugar a juegos de niños». Ella, dice, siempre soñó con dedicarse al deporte y seguía por la tele las competiciones, especialmente las de fútbol americano. Nacida en París y residente en Santiago desde los 10 años, asegura que verse en el terreno de juego a sus 46 es un regalo. Además, destaca, hay un «aprendizaje de vida» más allá de la práctica deportiva. La relación con sus compañeros «es genial» y todos se tratan «con educación, con tolerancia y sin faltas de respeto», destaca una mujer a la que de pequeña le afectó un síndrome que le hizo perder la voz, el oído y la dejó postrada en una cama. Poco a poco ha ido recuperándose y superándose, recuerda, y ha escuchado muchas veces a otros decirle que no podía hacer tal o cual cosa, por lo que agradece que «como mujer no te pongan barreras, en cualquier ámbito». 

Entrenamiento abierto

El equipo mixto picheleiro surgió a partir del trabajo de fin de grado (TFG) de un educador social vasco afincado en Compostela que lleva jugando desde los 14 años al rugbi, Xabier Vidal. Él es, además, uno los entrenadores que dirigen las sesiones organizadas con el respaldo del Centro Xuvenil Don Bosco. La siguiente es este domingo, a las 12 horas, en el campo de Belvís, y será un entrenamiento abierto a todo el que quiera sumarse.

Explica Xabier que funcionan con un grupo de entrenadores y van rotando en función de la disponibilidad. Además de él, están Álvaro, Eric, Sara Brais. El germen de Tuxeleires se encuentra en Valentes, una asociación que trabaja el voluntariado con jóvenes de Santiago y Teo para mejorar su entorno social a través del rugbi como medio educativo. Fue a raíz de que una entidad que desarrolla su acción con personas con discapacidad les propusiese organizar una sesión con un grupo de usuarios cuando surgió la idea de formar un equipo mixto. Así, el TFG de Xabier consistía en un proyecto relacionado con la planificación y ejecución de una temporada completa de rugbi inclusivo. Se llevó la experiencia por primera vez a la práctica el verano pasado, participaron en esa jornada inaugural cerca de 40 individuos y se contó con la colaboración directa de cinco entidades de referencia en relación con la discapacidad. 

Debido a que la actividad no está federada, indica, no tienen la posibilidad de participar en una competición oficial y aspiran a poder hacerlo. Recuerda Xabier que ya existe otro equipo de rugbi inclusivo, los Crat Sharks en A Coruña, así como otros conjuntos que empiezan a formarse en otras zonas del territorio gallego. Considera que sería un aliciente y una fuente más de aprendizaje que pudieran disputar una liga o torneo durante la temporada, así como recibir algún tipo de subvención, ya que «esta es una actividad voluntaria, que se financia con recursos propios o cedidos y es importante contar con respaldos para poder mantener proyectos que, como este, potencian los recursos de la comunidad y fomentan la vida sana y el crecimiento personal».

La cesión del campo va en función de la disponibilidad de los espacios municipales, el coste para los jugadores es gratuito y cuentan con un seguro de lesiones. Tras cada entrenamiento, realizan un encuentro en el Don Bosco para celebrar lo que llaman el tercer tiempo, una reunión informal para comer y estrechar lazos entre ellos. Lo que más sorprendió al vasco -de San Sebastián- con la puesta en marcha de Tuxeleires es «que toda persona es capaz de jugar y sentirse cómoda con los retos que hay en el campo» y asegura que la realidad superó todas su expectativas.