La ausencia de obras en el Pazo de Ramirás de Santiago desespera al comercio Ámboa: «Solo buscan dilatar el proceso»

Margarita Mosteiro Miguel
marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Sandra Alonso

«No atienden sus obligaciones como arrendador y propietario», denuncian

31 ene 2023 . Actualizado a las 20:38 h.

Los inquilinos del comercio Ámboa, situado en uno de los locales del Pazo de Ramirás o Colexio dos Irlandeses, en la Rúa Nova, continúan a la espera de que juzgado y Concello de Santiago consigan que sus arrendadores —los propietarios— acometan las obras en el tejado que impidan la ruina del edificio y permitan reabrir el establecimiento. Ámboa permanece cerrado desde finales de octubre, cuando una tromba de agua inundó y causó daños en el bajo comercial.

En el Ayuntamiento aseguran que están preparando una notificación que incluye una sanción por hacer oídos sordos a los requerimientos anteriores. Esta notificación será enviada de forma individual a cada propietario, y se esperará a que venzan los plazos de todas las notificaciones, que fueron remitidas en fechas diferentes. Según el abogado de los propietarios, el expediente municipal se cerró a finales del 2022 porque no se había notificado a todos los propietarios, lo que supuso reiniciar el proceso este año. De acuerdo con el entorno de los inquilinos de Ámboa, fueron ellos mismos quienes entregaron a Raxoi los datos de cuatro de los seis herederos del pazo, información que, esgrimen, «se ocultó deliberadamente».

Respecto a la aseveración de los dueños de la casa acerca de que la denuncia interpuesta por los inquilinos fue desestimada por la Audiencia Provincial, estos puntualizan que «la Audiencia no entra en el fondo de la sentencia en primera instancia, sino que pide que se emplace a los cuatro herederos a los que no se invitó» al proceso judicial en primera instancia. Consideran que el auténtico problema es que los propietarios del inmueble «no atienden sus obligaciones como arrendadores y como propietarios de un bien», lo que causa daños a un negocio y arruina el inmueble. En el local de Ámboa «cae agua a chorros» cuando llueve. Y acusan a los dueños de «solo poner palos en las ruedas». Estas fuentes consideran que «los dueños del pazo no tienen un plan para el edificio, solo quieren ganar tiempo para que se caiga el tejado». Las mismas fuentes del entorno de los inquilinos apuntan como una prueba de ello el hecho de que alegaron fuera de plazo a la modificación introducida en el PXOM, con la que pretendía que el pazo se pudiera destinar a uso hotelero.

El abogado de parte de los herederos de ese edificio histórico confía en que la licencia de actividad otorgada por el Concello al establecimiento Ámboa pueda ser revocada, porque «no tenía autorización de la propiedad para hacer obras». Sin embargo, desde el entorno de los inquilinos sostienen que, desde que heredaron las dos propietarias representadas en la denuncia ante el recurso contencioso-administrativo, no se hicieron obras en el local, sino que corresponden a una etapa anterior, y la entonces propietaria sí tenía conocimiento y autorizó las obras. En base a ello consideran que «tampoco ganarán esta denuncia, como no ganaron todas las anteriores».

«El Concello va en burro, se ríen en su cara»

Una de las cuestiones que más desespera a los propietarios del establecimiento Ámboa es la lentitud y falta de resultados de todos los trámites iniciados por el Ayuntamiento de Santiago para, en principio, conseguir evitar la ruina del Pazo de Ramirás. Fuentes de los inquilinos aseguran que, desde hace años, los propietarios del edificio se limitan a presentar formularios en el Concello «sin documentos, sin DNI, sin tasas, sin proyectos. Los dejan caducar y vuelta a empezar». Consideran que «el Concello va en burro, se ríen en su cara», y tampoco se creen el anuncio reciente de los propietarios de que se están pidiendo presupuestos para arreglar el tejado.

Los inquilinos de Ámboa consideran que, aunque pueda haber interés político para desbloquear este tema, la realidad es que la burocracia es «lenta» y juega a favor de los dueños de la casa y en contra del bienestar del propio inmueble y de los inquilinos.

Pese a todo, esperan que este último proceso administrativo abierto permita poner fin al calvario. Con todo, desconocen cuánto tiempo más deberá transcurrir hasta que se ejecuten las obras que, en la práctica, resolverán el problema de las filtraciones de agua desde el tejado hasta el bajo de la casa. Por otro lado, tampoco saben si la posibilidad de que Raxoi actúe de forma subsidiaria ante la dejadez de la propiedad estará cerca, y se preguntan por el estado de las plantas superiores del pazo.