Aiman, la kazaja que conquista con sus manicuras en Compostela

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Aiman abrió en septiembre del 2018 Beganur en la plaza de A Nosa Señora da Mercé. En este centro de belleza y estética son especialistas en manicuras y pedicuras, pero también hacen masajes, depilación con hilo, láser y cera; extensiones y lifting de pestañas y tinte de cejas con henna, entre otros servicios. Aunque sus precios no son los más baratos, no le faltan clientes vistos los resultados.
Aiman abrió en septiembre del 2018 Beganur en la plaza de A Nosa Señora da Mercé. En este centro de belleza y estética son especialistas en manicuras y pedicuras, pero también hacen masajes, depilación con hilo, láser y cera; extensiones y lifting de pestañas y tinte de cejas con henna, entre otros servicios. Aunque sus precios no son los más baratos, no le faltan clientes vistos los resultados. Sandra Alonso

Era profesora universitaria pero, al no saber español, tuvo que reinventarse en lo laboral y abrió Beganur, un humilde centro en el barrio de Conxo que tuvo una demanda descomunal

01 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Lleva 12 años en Santiago. Aiman Aubarikova, de origen kazajo, nació en la antigua Unión Soviética, en el 78. Era profesora universitaria de ingeniería informática y llegó a la capital gallega por estudios. Por circunstancias de la vida, acabó estableciéndose aquí y se vio obligada a reinventarse laboralmente al no saber español, ya que solo podía comunicarse en inglés: «Estuve trabajando en varios sitios. Encontrar empleo sin saber el idioma era un problema y decidí preparar unas oposiciones». Sin embargo, explica, «cuando llegué aquí busqué un centro para hacerme las uñas y no encontré ninguno, así que un día me descargué todos los vídeos que existen en internet y fui aprendiendo por mí misma». Con el tiempo fue mejorando su técnica y en el 2016, viendo que el mercado laboral le había cerrado muchas puertas, se animó a formarse en Estética. «No estaba muy convencida, pero no perdía nada y era algo que me gustaba, sobre todo la parte de la manicura, la pedicura y los tratamientos faciales», recuerda. Tras pasar por un negocio de Ordes, su pareja y ahora también socio (Mario, encargado de la parte de los masajes y la administración) la animó a montar un centro por su cuenta. Hizo un plan de negocio, pidió un crédito bancario y surgió así Beganur, un establecimiento muy humilde emplazado en el barrio de Conxo que poco a poco se fue haciendo conocido, hasta convertirse en un referente en la ciudad.

«La acogida, en el 2018 fue muy buena, porque incluso antes de abrir ya conocían mi trabajo por las redes sociales y me llamaba mucha gente para pedir una cita. Entonces, no había tantos centros de manicura como hay ahora, aunque empezaba a ponerse de moda», explica. Después del confinamiento «hubo un bum», asegura, y hasta empezaron a visitar su negocio vecinos que ni habían reparado antes en que estaba allí. «La verdad es que no teníamos un rótulo llamativo ni ningún reclamo vistoso. Era bastante cutre al principio, con cuatro cosas muy básicas escritas en el ventanal», aclara. El boca a boca también empezó a funcionar. Comenzó a atender a mucha clientela nueva y, cuando se dio cuenta, tenía una lista de espera de hasta seis meses para las manicuras. «Estábamos en junio y no tenía disponibilidad hasta diciembre. Me dolía decir que no, pero no tenía ni un segundo de descanso al día», cuenta esta pequeña empresaria que durante los últimos años no cerró las puertas del establecimiento ni para la parada de la comida. 

Especializada en el esmaltado semipermanente, manicura de gel y acrílico, sus diseños personalizados y la calidad de sus productos a la larga (para proteger y endurecer las uñas) resultaron ser su mejor publicidad. «Antes de abrir el local, estuve estudiando mucho qué lámparas y productos utilizar, sus componentes, en qué casos iban mejor...», indica Aiman, quien este año optó por bajar una marcha en el ritmo que llevaba y cerrar los lunes, algo que «la gente también entendió», dice agradecida. ¿El secreto del éxito? «Para mí es que saben que voy a cuidar mucho sus uñas, que les voy a explicar qué es lo que más les conviene y que las herramientas y productos que uso son de fiar», responde con un acento aún marcado y con un español más que fluido.

Su principio fundamental es huir de los componentes agresivos o de mala calidad y mantener el nivel de sus servicios no es negociable, aunque pierda clientela por el camino. El verano pasado contrató refuerzos y ella sola puede atender en un día normal a una docena de personas (de ellas, ocho suelen pedirse un esmaltado semipermanente, que es un servicio que dura una hora). Y, ¿de dónde saca tiempo para hacerse ella las uñas? «Este fin de semana fui a una feria a Valencia y me las hice al acabar de trabajar, a las diez y media de la noche», comenta entre risas. Eso sí, ni encomienda esta tarea a un tercero ni pierde las ganas de hacerse los diseños a sí misma. 

A pesar de que empezó con unos precios muy bajos como reclamo, Beganur ha subido sus precios, en relación con el material que usa y el tiempo que invierte en cada trabajo. Aiman dispone de catálogos con los diseños de última tendencia y siempre está capturando y guardando ideas nuevas. Explica que las modas son estacionales. En este momento, se llevan más los motivos geométricos, cromados y nacarados; y, a partir de mayo, empiezan a imponerse colores más vivos y detalles florales. La época en la que más trabajo solía tener era en verano, porque con las pedicuras se duplicaban los servicios, pero la demanda se ha disparado hasta un punto en el que la actividad es siempre constante, con repuntes puntuales.