Los hijos del Don Manuel llevan en Santiago la hostelería de barrio al centro con Jazba

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Daniel y Noelia Recarey (en primer plano) junto a sus camareros Lydia y Juan (detrás) en Jazba Café Bar. El nombre del negocio, dicen, es una palabra pakistaní en urdú que «significa pasión por algo». «Creemos que en la vida hay que ponerle a todo pasión, ser optimista y creer en lo que estás haciendo, por lo que nos pareció muy adecuado», destacan los hermanos.
Daniel y Noelia Recarey (en primer plano) junto a sus camareros Lydia y Juan (detrás) en Jazba Café Bar. El nombre del negocio, dicen, es una palabra pakistaní en urdú que «significa pasión por algo». «Creemos que en la vida hay que ponerle a todo pasión, ser optimista y creer en lo que estás haciendo, por lo que nos pareció muy adecuado», destacan los hermanos. XOAN A. SOLER

Noelia y Daniel Recarey proponen en el bar del Ensanche un concepto más moderno del tapeo y apuestan por los desayunos

17 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Ellos se criaron en uno de esos establecimientos hosteleros que se convierten en un símbolo más del barrio. Los hijos del Don Manuel de Vista Alegre, Noelia y Daniel Recarey Liñares, confiesan ser dos personas «bastante inquietas» y, aunque ambos tenían ya un trabajo y cierta estabilidad económica, llevaban tiempo pensando en emprender juntos. «En verano él me propuso montar algo. Somos muy parecidos en la forma de trabajar y yo soy fácil de convencer, la verdad», cuenta la licenciada en Derecho de 34 años de A Baña, dedicada a la administración de fincas. Su hermano pequeño es el cocinero del negocio familiar y tenía claro el compostelano de 28 años que quería probar suerte en un local de la zona del Ensanche, cerca de la Praza Roxa. Hace poco más de tres meses inauguraban en San Pedro de Mezonzo el Jazba Café Bar, donde buscan «llevar al centro de Santiago la hostelería de barrio, con la que hemos crecido».

«No queremos innovar, sino crear un sitio donde la gente pueda estar a gusto, en donde reunirse cada día y charlar, con esa cercanía que encuentras en los establecimientos de las afueras. Muchas veces nos centramos tanto en buscar algo nuevo que nos olvidamos de lo más básico, como es el buen trato. No se trata tanto de hacer cosas diferentes, sino de hacer lo ordinario de forma extraordinaria», Destaca Daniel. La carta la elaboraron a la medida de sus gustos y apostaron por un concepto más moderno que en el restaurante Vista Alegre. Incluyeron, eso sí, un par de clásicos del Don Manuel (el raxo al ajillo y al Oporto), pero en el Jazba predomina una propuesta de tapeo «más actual, aunque nada demasiado moderno, porque tampoco buscamos eso», dicen. Hay hamburguesas —la Cheesboom burger tiene ya unos cuantos fans entre los adictos al queso—, tostas, croquetas caseras (de chorizo, boletus, jamón o gambas), ensaladas con un toque diferente... Aunque, su especialidad son los desayunos.

«Nos encanta a los dos el café y buscábamos ofrecer un buen café, porque a veces es complicado encontrarlo, además de distintas opciones para acompañarlo más allá de la bollería: variedad de bagels y tostadas, dulces y saladas; bowls de yogur griego natural con frutas, cereales, frutos secos...». Y, para los más golosos, otras cuatro elaboraciones caseras (tarta de la abuela, de queso al horno, espuma de tiramisú y coulant de chocolate con helado). Con esta fórmula magistral han llegado a un público heterogéneo: «Hay tanto personas mayores tomándose el café y leyendo el periódico como estudiantes o vecinos del Ensanche». Se sienten orgullosos de haber conectado con el público en pocos meses, y parte de la culpa es de sus camareros, Lydia y Juan, destacan, «porque se dejan la piel como el que más»; y también del apoyo recibido por su entorno (con mención especial para Marcos, el marido de Noelia).