Estos veinteañeros ya tienen su propia barbería en Compostela y animan a otros jóvenes como ellos a emprender

SANTIAGO CIUDAD

El santiagués Iván Parafita y el arzuano Damián Veiga dirigen Niza, en la avenida de Vilagarcía
12 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Estudiaron juntos, en la academia de peluquería, estética y barbería Olympia Elena Cabo, en Compostela. Por aquella época, Iván Parafita y Damián Veiga ya hablaban de montar un negocio juntos. «Veíamos lo que había en Santiago y queríamos hacer algo diferente», cuenta Iván, picheleiro de 22 años. Junto al arzuano de 20, abrieron la Barbería Niza en la avenida de Vilagarcía a mediados de noviembre. Los socios se acaban de estrenar en el emprendimiento como autónomos y reconocen que, «aunque es todo nuevo y, obviamente, tienes miedo porque no sabes si vas a tener gente o no, animaría a otros jóvenes a hacerlo».
Ellos tuvieron la suerte de poder contar con ayuda en el terreno económico para empezar, indican, pero su motor era poder crecer en su profesión sin la presión de que les pongan un límite de tiempo en cada corte. «No queríamos hacer nuestro trabajo deprisa y corriendo. Al final, no se trata solo de ganar dinero, sino de que el cliente quede bien, se vaya contento y vuelva más veces. El tiempo es principal, claro está, pero hasta cierto punto», sostienen. Su punto fuerte, dicen, es el asesoramiento y han querido importar, por otra parte, las modas europeas que marcan tendencia en Inglaterra, Francia, Italia... «Es otro punto de vista que echábamos en falta en Santiago. Y hacemos todo tipo de corte de pelo: mullet, taper face, mohicano, hair tattoo... trabajamos diferentes tintes y colores fantasía, incluida la gama de blancos», añaden.
Iván y Damián disfrutan, especialmente, con los clientes que se lanzan al cambio: «A veces nunca tuvieron a nadie que les dijera qué le quedaría mejor por su forma de cara y llevan el corte de toda la vida. Les ofrecemos otras cosas y el 90 % se atreven a cambiar». Su público mayoritario tiene entre 15 y 25 años, aunque también trabajan con personas mayores. Tener el local cerca del campus universitario, creen, ayudó a darse a conocer entre los mayores y, con las Navidades por medio, tuvieron bastante actividad. «Este es un establecimiento nuevo, moderno y barato, que es algo que a los jóvenes les viene bien», indica Iván.
Confiesa que «encontrar un local decente en Santiago fue complicado y, los que había, tenían un precio altísimo. Tardamos dos o tres meses, hasta que vimos este disponible». Y, como siempre, no faltó un problema de última hora que retrasase la apertura. En este caso fue una gotera, que les obligó a cambiar la tarima. Ellos mismos se encargaron de la reforma y decoración, de inspiración urbana, aunque de los grafitis se encargó un tatuador profesional, Neils de La Nasa Tattoo.