Los exámenes llenan las bibliotecas de Santiago: «En casa hay muchas distracciones y en la Conchi me centro en el estudio»

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Sandra Alonso

Los universitarios dedican una media de 9 horas a prepararse en la recta final de las vacaciones navideñas

06 ene 2023 . Actualizado a las 19:16 h.

Las bibliotecas universitarias están estos días todavía más concurridas de lo que es habitual durante el curso académico por la proximidad de los exámenes. Las vacaciones navideñas prácticamente han pasado desapercibidas en las salas de la biblioteca Concepción Arenal, conocida popularmente como la Conchi, adonde se desplazan diariamente cientos de jóvenes desde primera hora de la mañana para conseguir la concentración que no logran en sus pisos.

Sandra Alonso

Los estudiantes comienzan a llegar sobre las nueve de la mañana y acostumbran a hacer descansos de quince minutos cada dos o tres horas. Algunos permanecen allí hasta la hora del cierre y otros se retiran alrededor de las ocho de la tarde.

«Suelo estar desde más o menos las diez de la mañana hasta las dos de la tarde, cuando salgo para ir a comer. Por la mañana estoy más concentrada, pero por la tarde, me cuesta más», explica Lucía Fernández, estudiante de Filoloxía. La joven permanece en la biblioteca hasta más o menos las ocho de la tarde. Cada dos horas hago un descanso de 15 o 20 minutos, aunque a veces si estoy concentrada sigo o si me siento agotada descanso antes».

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«En casa hay muchas distracciones, y aquí, en la Conchi me centro en el estudio», comenta Sergio García, estudiante de Matemáticas que el día de Año Nuevo regresó a Santiago desde su casa familiar de Irixoa. «Las vacaciones fueron más cortas, porque tengo mucho que estudiar». Su primer examen será el próximo martes, y el segundo, el jueves. «Después tengo otros dos, pero más alejados». Sergio asegura que el ambiente de estudio de la Conchi contagia: «Al estar todo el mundo centrado en los libros es más fácil conseguir la concentración necesaria». En su caso, permanece en la biblioteca desde poco después de las nueve de la mañana hasta más o menos las ocho de la tarde, «con un descanso para comer y alguno más entre horas para desconectar». La ampliación de horarios, prevista desde el día ayer, le parece acertada, si bien admite que «no creo que me quede hasta las doce de la noche».

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«Contagia para estudiar»

Laura Gamás, alumna del ciclo superior de Documentación Sanitaria, escoge la Concepción Arenal «porque está cerca de casa, y es cómoda para estar concentrada». Acude acompañada de sus amigas: «Aunque estudias con otras personas, consigues la concentración que no logras en casa». Cada dos horas de estudio se impone un descanso de 15 minutos. «Sales estiras las piernas, a tomar un café y charlas. A mediodía, vamos a comer», explica. Después, indica, «vuelves a los libros con más ganas». Reconoce que es un ciclo «desconocido para la mayoría», pero su aspiración es que le sirva de puente para su auténtico sueño: «Estudiar enfermería».

Laura comparte unos minutos antes de estudiar con sus amigas Sara Irene de la Fuente, estudiante de Química, y Xohana García, de Filosofía. Las tres se conocen desde el colegio y comparten horas de estudio en la Conchi. Sara apunta que esta biblioteca «contagia para estudiar, y también es una manera de salir de casa. Es cómoda». Xohana subraya que «no hay un silencio total. Hay mucha gente y se oye algún murmullo, pero es un buen ambiente de estudio». Ninguna de las tres perdonan los descansos, pero reconocen «que aquí es posible estar más horas estudiando. En casa, no». Laura indica que «hay más ruido cerca de las escaleras, porque se habla más alto». Las tres piden que se «abran todas las plantas a la vez».

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Otros tres amigos se ponen al día en la puerta de la Conchi antes de afrontar una larga jornada de estudio. Iago Mosquera, estudiante de Economía, explica que «la cercanía de la Conchi» es la razón por la que escogen este centro y no otros del campus, mientras sus compañeros —Sofía Morales, estudiante de Derecho, y Brais Vila, de Medicina— consideran que la «cercanía prima, pero también la facilidad de aparcamiento», apunta Brais. En lo que no coinciden es el calendario de exámenes. Iago habría preferido quitárselos de encima en diciembre, mientras Sofía duda y Brais defiende que «mejor ahora».