Elena Sorba vuelve a hacer el Camino «para sobrevivir» a otras Navidades sin sus hijos

P. C. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Elena Sorba (en la foto, segunda de por la izquierda), a su llegada al Obradoiro tras completar su segunda marcha pacífica para recuperar a sus dos hijos. Dice esta italiana que, como madre, era «imposible» festejar la Navidad sin ellos y pensó en hacer de nuevo el Camino Francés.
Elena Sorba (en la foto, segunda de por la izquierda), a su llegada al Obradoiro tras completar su segunda marcha pacífica para recuperar a sus dos hijos. Dice esta italiana que, como madre, era «imposible» festejar la Navidad sin ellos y pensó en hacer de nuevo el Camino Francés. CEDIDA

Ha plasmado su historia en un libro, Back to mum, y acaba de completar su segunda marcha pacífica después de que «una sentencia judicial haya separado a una madre de sus dos niños de 5 y 7 años», dice

05 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El martes llegaba al Obradoiro, junto a la pareja de sicilianos que protagonizó una pedida de mano pública, Elena Sorba. La italiana completó su segunda marcha pacífica a través del Camino de Santiago (la primera fue el pasado verano) y recorrió esta vez 200 kilómetros desde Ponferrada para «pedir justicia» para ella y otras mujeres que se encuentran en su misma situación, con la aspiración «poder recuperar a sus hijos».

Explica que «para sobrevivir a tanto dolor» recurrió a la ruta jacobea, que sirve de telón de fondo para su libro Back to mum (Arca Edizioni), donde narra en primera persona cómo «una sentencia judicial ha separado a una madre de sus dos hijos de 5 y 7 años». Para ella la publicación es «un grito que invoca la justicia, pero también un gesto de perdón dirigido a todos aquellos que han hecho daño a la autora y a sus niños».

De esta forma protesta por lo que considera «una medida injusta», que ha compartido con el resto del mundo en primera instancia a través de un blog (Backtomum.com). Dice que el suyo es un «viaje introspectivo lleno de esperanza», para ella misma y otras mujeres: «Son mamás que pidieron ayuda a la justicia para separarse en situaciones de violencia y que acabaron con los hijos internados porque en este momento en Italia la violencia se confunde con conflictividad. Pero la violencia no es conflicto».

«Imposible para nosotras festejar la Navidad, para nosotras y nuestros hijos no hay nada para festejar», relata. «Entonces pensé en el Camino. Me daba miedo caminar en invierno, yo soy muy friolera y no amo la lluvia, pero lo intenté y me encantó. Me pareció una metáfora de la vida: superé montañas y tempestades pero después llegó el sol, como espero llegue en mi vida con la vuelta de mis hijos a casa», indica la italiana, quien recuerda que «internaron mis hijos el 3 de noviembre, cuando tenían 4 y 6 años. Sus abuelos no los han podido ver aún, ni sus tíos y amigos. El primer mes y medio yo no pude ni verlos ni llamarlos por teléfono. Después me dejaron verlos solo una hora al mes. Y luego lo ampliaron a dos. Es una tortura».