Los ríos de la provincia de A Coruña doblan su caudal en 15 días y amenazan con nuevas inundaciones

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

El río Tambre, desbordado en el área recreativa de Tapia, entre Ames y Negreira
El río Tambre, desbordado en el área recreativa de Tapia, entre Ames y Negreira Xoán A. Soler

Las intensas lluvias han propiciado que los embalses hayan recuperado niveles superiores al 85 %

02 ene 2023 . Actualizado a las 22:21 h.

«Chove en Santiago», dejó escrito Federico García Lorca. Y llueve también en el resto de la provincia de A Coruña. Así lo ha hecho de manera casi ininterrumpida en los últimos dos meses. Pero como reza el refrán, «nunca chove a gusto de todos». Las intensas precipitaciones han dejado dos caras: por un lado desbordamientos y destrozos; y por el otro, la recuperación de ríos y embalses, que en el global provincial superan el 85 % de su capacidad. A ello hay que sumar la crecida exponencial de los caudales de los ríos —que en muchos casos han llegado incluso a triplicarse—, volviendo a amenazar de manera clara con más inundaciones.

El caudal del río Tambre, en Pontemaceira, aumentó de forma espectacular en los últimos días
El caudal del río Tambre, en Pontemaceira, aumentó de forma espectacular en los últimos días Xoán A. Soler

Después de un 2022 seco, la situación dio un giro de 180 grados en el último mes y medio. Entre el 15 y el 30 de diciembre, el Tambre ha multiplicado su caudal de agua, pasando de 18 metros cúbicos por segundo, a superar los 48. En el caso del Xallas, a su paso por Mazaricos, ha sido de 28 a 73; registrando picos de 95 y 102. En lo referente al Ulla, en territorio de Teo, las cifras van de los 86 metros cúbicos por segundo, a los 202, registrando máximos por encima de 500. El Mandeo, que desemboca en la ría de Betanzos, ha pasado de 8,4 a 20. La tónica es similar en el resto, según marcan los datos estadísticos que maneja MeteoGalicia, y que casan también con los de Aguas de Galicia en relación a los embalses.

El último informe del organismo autonómico, datado en el lunes 26, muestra que los doce embalses ubicados en la provincia cuentan con ocupación media del 89 %, cuando el mes anterior era del 65 %. Completos están los de Beche, Vilagudín, Vilasenín y Touro, mientras que el Barrié de la Maza se encuentra al 95,92; el de A Fervenza, al 95,01; y el de Portodemouros, al 88,51. La situación choca con la de principios de noviembre, con el Barrié de la Maza por debajo del 45 %, y el Eume, uno de los de mayor capacidad, al 64 %.

Visto del río Tambre el domingo 1 de enero a su paso por Pontemaceira
Visto del río Tambre el domingo 1 de enero a su paso por Pontemaceira Xoán A. Soler

El fin de la alerta por sequía en la provincia de A Coruña se espera para principios de este mes, concretamente tras la festividad de Reyes, momento en que Augas de Galicia deberá actualizar sus informes. Antes, todo apunta a ríos desbordados e inundaciones. La otra cara de la moneda de dos meses de lluvias.

SANDRA ALONSO

Teresa Gutiérrez, directora de Augas de Galicia: «Los embalses son pequeños y necesitan llenarse hasta la primavera»

Teresa Gutiérrez, directora de Augas de Galicia, augura que la comunidad afrontará el verano en mejor situación hídrica que el pasado 2022, cuando la sequía pendió como una espada de Damocles sobre los gallegos.

 —¿Cómo están los embalses?

—En torno al 80 % de ocupación. Algunos, como el de Cecebre, se mantienen en la cuota mínima porque están en cabeceras de lugares potencialmente inundables. Incluso los embalses de uso hidroeléctrico, que están trabajando, tienen niveles elevados.

—¿Podemos decir por fin que la sequía ha terminado?

—Oficialmente, no. Se salió de la situación de escasez, pero en la de sequía prolongada quedaban la zonas de A Coruña y el Tambre. No habían recuperado los indicadores necesarios para salir. Ahora, con toda seguridad, los habrán recuperado y, cuando se confirme, declararemos la normalidad en toda la cuenca. No se abandona una sequía porque una semana llueva mucho. Ahora vemos que los manantiales se están llenando. Eso no ha ocurrido por dos semanas de lluvias. Se debe a las precipitaciones sostenidas que por fin hemos tenido desde mediados de octubre y que nos han sacado verdaderamente de la situación de sequía.

—¿Vamos hacia una situación de lluvias intensas en otoño e invierno y sequía en verano?

—No es posible preverlo. Tampoco podemos saber si habrá sequía este verano. Lo que augura la oficina del cambio climático son episodios de lluvias más intensos y episodios de sequía más intensos. Es algo que se empieza a ver a nivel mundial.

—Los ríos, desbordados.

—Y va a haber más episodios. Si utilizamos nuestros modelos en las zonas inundables tenemos algún aviso en Caldas de Reis, Betanzos y Cambre. Son dentro de áreas de riesgo potencial, aunque no ocupándolas por completo.

—¿Es posible evitarlo?

—Lo que es imposible es empeñarse en que un río no se desborde. Los ríos se desbordan y es normal en épocas de crecida. Lo que no debemos hacer es ocupar la llanuras de inundación. Pero lo hemos hecho. Vivimos en Padrón, Caldas, Ponteceso, Vilagarcía... Y encima hemos ocupado llanuras de inundación que son las más peligrosas, por ejemplo Caldas. Lo que hemos hecho es declararlas zonas de riesgo potencial y significativo de inundación. Se han elaborado mapas de riesgo de inundación y eso se ha reflejado en los planes urbanísticos. Al menos estamos limitando las nuevas construcciones. En aquellas zonas en las que existe posibilidad de darle espacio al río, lo hemos hecho, eliminando aquellos obstáculos que hacen que la corriente se pare. En Carballo se han expropiado dos edificios y estamos haciendo unas obras de mejora del cauce. También hay otra forma de evitarlo, que es crear zonas de inundación controlada, en las que podamos favorecer y controlar que se inunde. Se están haciendo en las áreas más graves. En A Coruña, por ejemplo, en Padrón o Carballo; y se está estudiando en Sada.

—¿Cómo se espera el verano?

—Lo que sí sabemos es que vamos a afrontar el verano en mejores condiciones que el pasado. Los embalses son pequeños y necesitan llenarse hasta la primavera porque no dan para más que tres, cuatro o cinco meses. Hay carga de agua subterránea, como los manantiales, pero no podemos confiarnos en los consumos. Nosotros seguiremos con nuestra campaña para que los ayuntamientos sigan identificando las pérdidas en la red de abastecimiento y las eliminen.

Sandra Alonso
 

Alberto Martí, docente e investigador de la USC: «El descenso de latitud del anticiclón de las Azores ha dejado paso a las borrascas atlánticas»

Profesor de Xeografía Física e investigador de la USC, Alberto Martí preside la Asociación Española de Climatología (Aeclim). Explica que las lluvias de los últimos meses responden a dos motivos. El primero: «El descenso de latitud del anticiclón de las Azores ha dejado paso a las borrascas atlánticas, que penetran más en toda la península. Y después, también entra aire cálido desde el Caribe, que tiene una gran humedad y que favorece unas precipitaciones muy abundantes y cuantiosas».

Sobre el riesgo de sequía de cara al verano, cree que «las lluvias van a ayudar a aplacarlo. Los recursos hídricos se han incrementado muchísimo, tanto en el agua almacenada y embalsada, como en la que se está acumulando en el subsuelo. Servirá, dice, como reserva para el verano, que puede ser seco, o no: «Lo que ocurra en primavera se antoja fundamental». «Según las estadísticas, este año tocaría un verano menos seco, incluso húmedo, pero no se puede afirmar. El clima tiene una variabilidad muy importante», cierra Martí, que deja claro que «para Galicia, el agua de otoño e invierno es fundamental».