El nuevo restaurante familiar italiano de Santiago por el que Andrea dejó la cocina de Casa Marcelo

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

La familia Pia Carta celebró el miércoles la inauguración de 60 e 90, y ayer fue su primera jornada de apertura al público. El nombre del restaurante hace un guiño a las décadas en las que nacieron los padres (del año 63 y 65) y los hijos (del 90 y 95). En la decoración del local incluyeron una foto de uno de los monumentos romanos más famosos, la Fontana di Trevi.
La familia Pia Carta celebró el miércoles la inauguración de 60 e 90, y ayer fue su primera jornada de apertura al público. El nombre del restaurante hace un guiño a las décadas en las que nacieron los padres (del año 63 y 65) y los hijos (del 90 y 95). En la decoración del local incluyeron una foto de uno de los monumentos romanos más famosos, la Fontana di Trevi. PACO RODRÍGUEZ

Abrió junto a su hermano y sus padres un establecimiento propio, 60 e 90 (Sessanta e Novanta), muy cerca de la Plaza de Galicia

25 nov 2022 . Actualizado a las 18:37 h.

Santiago cuenta desde este jueves con un nuevo restaurante italiano abierto por una familia de Roma. Se llama 60 e 90 (Sessanta e Novanta) y se encuentra muy cerca de la Plaza de Galicia, en la rúa dos Pitelos. Detrás de este negocio están dos hermanos y sus padres. La pareja dejó su tierra natal atrás para perseguir este sueño empresarial y su hijo menor, Andrea Pia, abandonó una cocina de estrella Michelin como la de Casa Marcelo para embarcarse en este proyecto a sus 27 años. «Él está apostando mucho en esto y tuvo bastante coraje para dar un salto así», destaca su hermano mayor, Giacomo.

Explica que él fue quien primero se enamoró de los encantos de Compostela: «Estuve viviendo aquí casi 7 años. Me vine de Erasmus para estudiar Traducción e Interpretación y me quedé». Cuenta el treintañero (tiene 32) que sus padres, Marco Pia y Marisa Carta (de 57 y 55, respectivamente), son cocineros. «Tuvieron un restaurante en Roma durante algo más de una década. Cuando llegó el covid, estaban empleados cada uno en un sitio diferente. En Italia la pandemia pegó muy fuerte, sobre todo en la hostelería, y cerraron momentáneamente los establecimientos donde ellos trabajaban. Mi hermano llevaba casi 5 años viviendo aquí conmigo y ellos vinieron a visitarnos. Por una suerte de magia, mi padre fue contagiado por la belleza de Santiago, como nos pasó antes a nosotros. Fue una cosa rarísima y decidió que también quería quedarse. Convenció a mi madre y surgió así la posibilidad de abrir los cuatro juntos un negocio propio en esta ciudad».

Hace poco más de un año de aquella revelación y el proyecto terminó de materializarse en tiempo récord. «Esperábamos poder abrir el restaurante en un año y medio o dos, pero encontramos este local y en los últimos dos meses hicimos todo», indica Giacomo. Explica que esta apertura precipitada lo cogió a él trabajando en Roma y mantendrá su puesto laboral durante un tiempo, para asegurar un salario fijo mientras que el local de Santiago empieza a rodar, con la esperanza de que el 60 e 90 vaya bien y puedan reunirse todos bajo el mismo paraguas. «Vamos a ofrecer comida italiana tradicional, varios tipos de pasta y algún plato romano, por supuesto, como la carbonara, amatriciana, o alcachofas a la romana. Aquí hay un marisco y pescado de buenísima calidad, así que vamos a poner el acento en ese producto gallego y cocinarlo al estilo italiano. Con capacidad para unas 45 personas, Marco y Marisa se encargarán de los fogones con el apoyo de Andrea.