Providencia

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO CIUDAD

13 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Ahora sabemos que hay en Santiago un miembro de la corporación municipal, apartidario pero con rango equiparable al menos al de teniente de alcalde —o sea, ejerce funciones plenas de mando cuando el regidor electoralmente establecido está ausente—, que permanece vigilante para resolver los desaguisados de la ciudad, incluso cuando parecían inevitables y sin escapatoria, y consigue así que se imponga la justicia. Este superedil no es otro que la providencia, divina o no, pero providencia. ¿Cómo se explica si no el imprevisto giro que ha dado el polémico caso de la gasolinera de Brandía? Un asunto kafkiano si admitimos el argumentario del ejecutivo local: es una barbaridad la instalación de la gasolinera, aunque sea solo con dos surtidores, casi pegada a las primeras casas adosadas de los paseos del Esvedro y de A Quinta, al parque infantil y, por el lado opuesto, a la papelera de Brandia. Es una barbaridad se mire como se mire. Lo era sobre el papel de la planificación urbanística que no admite su instalación hasta que la ley de hidrocarburos le da vía libre al margen del criterio local, y lo es con todo (la gasolinera y el establecimiento comercial) ya construido, por su impacto en ese entorno tan sensible. De nada sirvieron las movilizaciones de los vecinos, en las que participaron incluso miembros de anteriores gobiernos municipales socialistas, que solo tuvieron como respuesta los reiterados mensajes, quejosos y resignados, del alcalde Bugallo y su delegada de urbanismo Rosón: en contra de que se instale ahí la gasolinera pero como tiene todos los informes (autonómicos y municipales) favorables y la licencia es un acto reglado y no discrecional, no concederla podría acarrear responsabilidades, léase una imputación por prevaricación. Pero hete aquí que, sin que nadie se hubiese dado cuenta salvo el prurito profesional del Colexio de Enxeñeiros Industriais de Galicia, el proyecto no valía porque no iba firmado por un ingeniero industrial superior. Así acaba de sentenciarlo un juzgado de lo contencioso y el Concello no recurrirá, como ya se ha apresurado a anunciar el alcalde. A falta de la posible apelación de la empresa promotora del negocio, la providencia ha hecho su trabajo en Brandía. ¿Extenderá también su mano sobre otros asuntos de la ciudad que, por mucho tiempo pendientes, parecen irresolubles?