El irresoluble caso del gasto

SANTIAGO CIUDAD

17 oct 2022 . Actualizado a las 11:44 h.

Es una cita fija del otoño en Compostela. Regresa la lluvia. Las aceras empiezan a cubrirse de hojas. Manolo cambia el carro de los helados por la locomotora de las castañas en Porta Faxeira. Y en Raxoi el gobierno municipal —su signo político, en este caso, es lo de menos— vuelve a constatar un grado paupérrimo de ejecución de la inversión. La revelación de este año es que, en las cuentas del 2021, el gasto real no superó —redoble de tambor— el 20 % de lo previsto. En realidad, el porcentaje es anecdótico. Porque la película está tan vista que el ronroneo de las cadenas que arrastra el fantasma de la baja ejecución empieza a resonar en el salón de plenos desde la misma convocatoria de la sesión para debatir la cuenta general. Un caso digno de estudio. Mientras en otras ciudades superan con holgura el listón del 40 %, que tampoco invita precisamente a coger la guitarra, en Santiago debemos conformarnos con invertir un euro de cada cinco. Aunque el éxito en ese desempeño varía, no pasamos de números que en cualquier competición deportiva nos abocarían a un descenso directo de categoría. Dicen que el papeleo en el Concello se mueve a velocidad de caracol. Con la garantía del nulo margen para la sorpresa. La burocracia, ya se sabe, tiene sus tiempos. Y en Raxoi las cosas van por su cauce. Posiblemente sin pausa, pero seguro que sin prisa. Por eso se echa en falta un diagnóstico del problema. Tampoco es cuestión de solucionarlo y acabar de la noche a la mañana con la tradición. Pero sí estaría bien aclarar a qué se debe el fenómeno. No vaya a ser que esta aflicción otoñal sea motivo de celebración.