Juan de Liñares, que dio origen a la Procesión de la Mortajas, participó activamente en la revuelta irmandiña

ANTONIO GONZÁLEZ MILLÁN

SANTIAGO CIUDAD

CEDIDA

Ocupó relevantes cargos oficiales en la ciudad de Santiago

18 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Una vez constatado documentalmente que Juan de Liñares, al que se le atribuye el origen de la Procesión de las Mortajas de la Puebla del Deán, no era regidor de la villa, como se había asegurado a lo largo de la historia, es oportuno conocer quién fue realmente y su peso en la historia de la villa.

Juan de Liñares con propiedad, debe su protagonismo en la historia de Galicia por la activa participación que libra en la Hermandad o gran revuelta de los Irmandiños (1467-1469). Las declaraciones ante notario de los testigos del pleito que enfrentaría a los arzobispos Tábera y Fonseca (1526-1527) por la ruina generalizada de bienes de la dignidad compostelana, y sus responsables, le señalan como miembro destacado del grupo dirigente de aquel movimiento en la ciudad de Santiago y su área de influencia, en la que nos encontramos los puertos de la ría de Arousa.

Afirman que era uno de los que «mandaban a la gente e todos les obedesçian e fazian su mandado e mostraban una escriptura de capítulos de la dicha hermandad». Siendo recordado colectivamente como «diputado», «capitán», «alcalde (pero) de la hermandad», «cuadrillero que mandaba», y porque usaba vara de justicia para legitimar sus actos. En otras palabras: «Era de los principales que entendían en esta ciudad en la dicha hermandad», en reveladora expresión del canónigo de la catedral compostelana don Juan de Mondragón.

Habría participado en el asedio contra la llamada Casa del Vergel o palacio arzobispal, como en la sistemática destrucción de las fortalezas de la Barreira, Cira, Rocha Forte de Santiago, Rocha Blanca de Padrón, Torres de Oeste, Lobeira y un largo etcétera. Incidentes que guardan una evidente relación con su radicalismo justiciero, y antiseñorial, y con su papel en la organización jerárquica Irmandiña.

Asedio a fortalezas

Igualmente, en A Pobra, en los meses de primavera o verano de 1467, a donde llega en multitud, tropa que lidera, convoca y organiza, y, sirviéndose de refuerzos locales reunidos por el alcalde, Fernán de Tarela, asedia y derroca tanto la fortaleza del caballero Esteban de Xunqueiras como la torre del Deán con la intención de remediar y castigar los daños y abusos obrados por los peones que se acogían en ellas.

¿Tuvo lugar en ese contexto justiciero su fervoroso voto al Cristo taumatúrgico? Y tan importante como este gesto de acción de gracias, ¿Hizo efectivo entonces su indulto a unos malhechores sentenciados por la justicia que promueve?

Como nota del mayor interés, y prueba concluyente de la condición social de estas clases rectoras de un idealizado movimiento popular, indiquemos que nuestro protagonista Juan Domínguez de Liñares, una vez dominado el levantamiento de los Irmandiños —y frente a las represalias sufridas por las gentes sencillas— ocupará relevantes cargos oficiales en la ciudad de Santiago y así el de regidor. Sin duda pertenecía a la emergente oligarquía de aquella capital. Y, como gran parte de la clase media urbana fue, en el siglo XV, detentador de rentas de foros, ya que alcanzamos a saber de alguno de sus caseros, como Pedro de Ramil, vecino de la feligresía de San Vicente de Amarante. Allí fallece al ocaso de su vejez, en torno a los años 1512 o 1515.