Santiago despide a Gumersindo Rajo, fundador del restaurante Carballeira

L. Blanco SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Foto de archivo de Gumersindo Rajo en el bar restaurante Carballeira.
Foto de archivo de Gumersindo Rajo en el bar restaurante Carballeira. javier rama

El hostelero falleció la semana pasada en Ferreira de Pantón

09 sep 2022 . Actualizado a las 17:24 h.

El sector de la hostelería de Santiago está sumido en un hondo pesar tras el fallecimiento la pasada semana de Gumersindo Rajo, fundador del histórico bar restaurante Carballeira. Natural de Ferreira de Pantón (Lugo), en 1982 se trasladó a la capital autonómica para abrir las puertas de lo que se convirtió en uno de los locales más emblemáticos de la Rúa do Vilar. Gumersindo ya contaba con una amplia experiencia a sus espaldas, pues regentó una cafetería en Vizcaya, donde también formó parte del cuerpo de policía. Sin embargo, la morriña por su tierra lo hizo regresar. «Lo dejó todo porque le tiraba esto, el arraigo por sus raíces y por irse acercando a Monforte», cuenta su hijo Luis.

El gran tirón turístico que ya caracterizaba a la Compostela de la época lo convencieron para abrir, junto a su mujer, Isabel, y sus dos hijos (Ana abriría más tarde una peluquería en la calle Castrón Douro) el Carballeira, que ya había cosechado fama como coctelería con su anterior propietario. Sin embargo, su establecimiento acabó por convertirse en toda una referencia de la gastronomía tradicional, en parte, gracias a la labor de Gumersindo detrás de la barra: «Era lo suyo, hablaba con todo el mundo, era el relaciones públicas del local». Durante las casi dos décadas que estuvo al frente del restaurante, que dejó en manos de su primogénito en 2011, vio como se transformaba la ciudad. «Esto era un filón, había gente por todos los sitios, también muchos visitantes aunque no tantos peregrinos como ahora». 

Gumersindo siempre se mantuvo muy ligado al sector, pues también fue vicepresidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Santiago y Comarca, junto a Leonardo García, entonces propietario del restaurante Fornos, en la plaza de Galicia. Precisamente, aunque tras jubilarse volvió a Monforte, el amor por la profesión y por el trato al público lo hacían regresar con frecuencia al Carballeira para recordar las muchas alegrías que le había dado desde el otro lado del mostrador.