Nunuku, la empresa de Santiago que le declara la guerra a las arrugas del sueño

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

El venezolano Álvaro Montes fundó su empresa tras emigrar a Galicia, su tierra paterna.
El venezolano Álvaro Montes fundó su empresa tras emigrar a Galicia, su tierra paterna. CEDIDA

Álvaro Montes está detrás de la «startup» de almohadas con sede en Laraño que nació como negocio «online» en plena pandemia

30 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Después de 18 años dedicado al mundo de la cosmética de lujo, perfumes y maquillaje en Venezuela, Álvaro Montes Gómez, decidió emigrar a Galicia, la tierra de su padre. Llegó en el 2018, con un proyecto en la recámara y la ilusión de llegar a ponerlo en marcha. Fue, precisamente, su experiencia previa como director de las marcas Kerastase y Helena Rubinstein (del grupo L'Oreal) y como copropietario luego de una cadena con más de 40 perfumerías en su país natal, de la que surgió la idea de buscar una solución a las arrugas del sueño. «Así la consumidora se aplique cremas, se ponga bótox o se haga una cirugía, en el momento de dormir está expuesta a perder todos esos tratamientos a partir de los 30 años, porque las pieles maduras son menos elásticas y van perdiendo grosor, por lo que estas marcas que se repiten cada noche acaban convirtiéndose en una arruga permanente, con forma de línea vertical», explica el fundador de la startup Nunuku Pillows. Esta marca, con sede en la parroquia compostelana de Laraño (concretamente, en A Barcia), ha desarrollado un nuevo diseño de almohada que «facilita y ayuda a dormir boca arriba, adoptando la postura natural que recomiendan los estudios médicos, por lo que se evita el contacto del rostro contra la almohada y la formación de estas arrugas del sueño en la frente, la comisura de la boca y, en el caso de las mujeres, en la zona del busto, entre los pechos», indica.

La iniciativa, que arrancó en el 2020 como un negocio online, buscando financiación a través de dos plataformas de crowdfunding, una línea de ayudas y un préstamo personal, consiguió en apenas dos años vender cientos de unidades a nivel nacional a través de su página web y llegó incluso a tener una rotura de inventario debido a la alta demanda. «Al principio empecé con un proceso relativamente artesanal: tenía un proveedor de Portugal que hacía la espuma, uno de Arteixo las fundas, otro distinto las cajas... y yo armaba las almohadas. Pero, en septiembre del año pasado, fue necesario dar el salto a una fase más industrial y busqué un proveedor español para desarrollar todo el proceso, con una dimensión de la caja más ajustada para los envíos», explica. El proyecto no deja de crecer y este cambio, que implicó mejoras estéticas y en el packaging, le permitió empezar a comercializar este mismo mes sus almohadas ergonómicas, cervicales y antiarrugas a través de Amazon.